Este artículo se publicó hace 15 años.
Afganistán, Corea del Norte y la crisis centran la declaración de la OCS
El conflicto de Afganistán, el problema nuclear norcoreano y el impacto de la crisis económica global centran la declaración política aprobada hoy por la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS).
La alianza regional, formada por Rusia, China, Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán, celebró en la ciudad rusa de Yekaterimburgo (Urales) una cumbre a la que asistieron como observadores los líderes de Irán, Afganistán, Pakistán y la India.
Los presidentes de los países participantes firmaron la llamada Declaración de Yekaterimburgo, una Convención contra el Terrorismo y un acuerdo que sienta las medidas político-diplomáticas y mecanismos de respuesta de la OCS a situaciones de crisis en su área de acción.
La declaración política común expresa la "grave preocupación por la situación en Afganistán debido a las amenazas que generan el terrorismo, el narcotráfico y el crimen organizado transfronterizo".
La organización considera necesaria una mayor cooperación internacional y regional para crear en torno a Afganistán "cinturones de seguridad antidrogas y financiera" para hacer frente al narcotráfico.
Respecto a Corea del Norte, que desafió al mundo con sus últimos ensayos nucleares y de misiles, la OCS denunció el peligro de la proliferación de las armas atómicas, pero pidió a todas las partes "moderación" y abogó por reanudar el interrumpido proceso negociador para la desnuclearización de la península coreana.
Los líderes de la OCS aplaudieron el inicio de las negociaciones entre Rusia y EEUU para elaborar un nuevo tratado de desarme nuclear, así como el fin del largo conflicto armado en Sri Lanka.
Además, declararon que la OCS se ha convertido en "un importante elemento de la arquitectura de seguridad y cooperación en la región de Asia y el Pacífico, y expresaron su intención de ampliar su cooperación con otras organizaciones internacionales y regionales.
En cuanto a la economía, la declaración señala que la crisis actual demuestra la necesidad de "mayor control y gestión de las finanzas" y de esfuerzos conjuntos para preservar la estabilidad y instaurar un sistema financiero mundial más justo.
"Los países miembros de la organización se proponen aplicar esfuerzos, junto a la comunidad mundial, para formar un orden financiero internacional más justo, equitativo y universal", señala el documento.
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