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Aguirre se lanza a pedir el voto en catalán

La presidenta retoma el ejemplo de Aznar, que Rajoy no sigue, para reconciliar al PP con Catalunya

FERRAN CASAS

Esperanza Aguirre demostró que, como José María Aznar, ella es capaz de hablar catalán para conseguir sus objetivos. O mejor dicho, de leerlo. Así lo hizo la presidenta de la Comunidad de Madrid en un mitin ayer en Castelldefels, en el extrarradio barcelonés, al pronunciar algunas frases en esa lengua ensayadas antes con la presidenta regional del PP Alicia Sánchez Camacho. Más o menos como hacía, cuando cortejaba de forma más o menos íntima a CiU para llegar a la Moncloa, el ex presidente y como aún no ha hecho nunca Mariano Rajoy.

La líder del PP madrileño, que reforzó la campaña de los populares y de Alejo Vidal-Quadras en Catalunya y tuvo tiempo incluso de ir de compras a Zara, se mostró 'convencida del derecho de los padres a elegir la lengua en que se escolaricen sus hijos'. Proponer convertir el catalán en una lengua de segundo orden en los colegios no le impidió prometer, como ya hizo el año pasado con nulo éxito, que la Comunidad garantice la educación parcial en catalán en uno de sus centros si un grupo de padres catalanes lo pidiera.

El gesto de Aguirre de hablar en catalán (complementado con unos elogios al Barça que dividieron a los asistentes) no se vio correspondido en la actitud de los dirigentes del PP catalán.

Ninguno de los cuatro oradores que le precedieron (el presidente local, los candidatos al parlamento europeo Santiago Fisas y Alejo Vidal-Quadras y Alicia Sánchez Camacho) usó una sola palabra es esta lengua. Hablaron solo en castellano dando por hecha la incapacidad del auditorio para entender otra lengua.

En catalán Aguirre pidió robustecer la alternativa a un Zapatero 'catástrofico sin paliativos' y recordar 'como el PP hizo prosperar España'. Después de un paréntesis en que reprendió el castellano la presidenta, que no hizo referencias a los casos de corrupción que asedian a su partido, llamó a las urnas 'para que sea el principio del fin del peor gobierno de la democracia' si la victoria es amplia (ella habló de diez puntos, como en las europas de 1994). Para ello es necesario 'dejarse la piel' con pico y pala en la moción de censura que, en las urnas, persiguen los populares.

Antes fue turno de avisos y elogios. Vidal-Quadras advertía que se siente 'joven', que 'cabalga de nuevo' y que 'volverán viejos tiempos mejorados'. El expresidente del partido en Catalunya, quejoso del 'sectarismo' del PSC, piropeó a una Sánchez Camacho 'que cada día me gusta más'. Pero mostrando viejas heridas el vicepresidente de la eurocámara zanjó con un 'espero no tener que arrepentirme'.

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