Este artículo se publicó hace 12 años.
Aguirre: ¿Un paso atrás o un alto en el camino?
Inés Sabanés
Inés Sabanés
Portavoz de EQUO en Madrid
De forma inesperada, ayer irrumpió en el panorama político la dimisión de Esperanza Aguirre. Lo obvio en este momento es pensar que da un paso atrás, pese a que es difícil aventurar los factores que han pesado en esta decisión. En todo caso, las lecturas de inmediatez, no parecen ser demasiado acertadas.
Ciertamente, con Esperanza Aguirre hoy, y antes con Gallardón, se cierra una etapa de la política madrileña. Hay que reconocerle la capacidad de haberla conducido "sin complejos" defendiendo un modelo neoliberal con absoluta determinación contra viento y marea, contra propios y ajenos. De esta etapa y de este modelo quedan como herencia cosas muy preocupantes.
Reconocerla como adversaria significa -precisamente- no callar, tampoco hoy, aquello por lo que hemos confrontado duramente. No cuadran con el personaje ni los análisis de heroína incomprendida de la derecha española, ni tampoco -a decir verdad- algunos comentarios de taberna.
"Es difícil ejercer de Presidenta y a la vez ser la referencia de las exigencias del ala dura de la derecha"Esta etapa y este modelo de los gobiernos Aguirre nos dejan el episodio del Tamayazo nunca aclarado y la credibilidad de la instituciones madrileñas bajo sospecha, después vendrían la Gürtel, el espionaje y como colofón CajaMadrid y Bankia, cuya gestión no olvidemos está en el origen de la explosión descontrolada del sistema financiero español y madrileño. Deja -también- una profunda grieta en los sistemas públicos especialmente en el sanitario y educativo. Y un modelo de confrontación con muchos sectores incluida la propia Administración y sus trabajadores y trabajadoras. Todo ello, es hoy, una difícil herencia para los madrileños y madrileñas.
Sin embargo, en cada momento, sorteó sin demasiados problemas y hábilmente estas circunstancias. Su lenguaje, cercanía y arrojo junto con cierto populismo le permitieron utilizar la confrontación con el Gobierno central como amortiguador de no pocos conflictos que afectaban a su gestión. Su famoso "Zapatero asfixia Madrid", fue más que una frase, fue una estrategia que posiblemente y a la postre le haya pasado factura. Su petición de elecciones anticipadas o la campaña contra el IVA, son ejemplos claros de que en política hay efecto rebote y la hemeroteca es demoledora. Esta estrategia, rentable, en un momento determinado le impidió desarrollar un proyecto más centrado en la Comunidad de Madrid, y este factor pesó como una losa en el momento en que la economía madrileña entraba en crisis y las familias y los sectores más desfavorecidos sufrían de forma dramática las consecuencias.
Su discurso se debilitó cuando tuvo que defender aquello que achacaba de forma inmisericorde a los anteriores gobiernos. Lo cierto es que en momentos álgidos de la crisis, es muy difícil ejercer de Presidenta de la Comunidad de Madrid y a la vez ser la referencia de las exigencias del ala dura de la derecha que -precisamente- achacan a Rajoy falta de coraje y valentía para adoptar las medidas más agresivas. Por eso, no es de extrañar un paso atrás. Lo impredecible en este momento es aventurar el significado de este paso atrás. Puede que sea un alto en el camino para ocupar espacio con mayor libertad, o sencillamente como al parecer ha manifestado, para dar un giro definitivo en su presencia en primera línea. Todo es posible con Aguirre, pero será el tiempo y los acontecimientos políticos inminentes los que permitirán interpretar las claves del futuro. De momento hay que estar atentos a su presencia en los próximos comicios en Galicia y Euskadi.
"Una vez le dije en un debate que fue mejor política, cuando era mejor persona" Una vez le dije en un debate que fue mejor política, cuando era mejor persona. Me refería en aquel momento -aunque quizás no lo interpretó- a los tiempos en los que siendo ministra observé su reacción ante la derrota parlamentaria del decreto de humanidades, se mostró -por algunos momentos- como una política vulnerable. Siempre he pensado que un cierto grado de vulnerabilidad controlado, es en política un cierto antídoto que permite enfrentarse de otra manera a la política.
Cuando pasados los años volví a coincidir con ella en la Asamblea de Madrid, ya habían desaparecido esos rasgos y difícilmente se la podía ver con alguna defensa debilitada. En su evolución hacia el liderazgo, había ocupado el espacio con tal determinación que la situaba en la categoría de adversaria férrea.
Puede que hoy le influyan factores personales o de salud que pueden haber afectado ese carácter, que nunca elude, ni da por perdidas las "batallas". No se puede agradar a todo el mundo en política, solía decir. Los acontecimientos dirán, si como manifestaba en un artículo Gutierrez Rubí el tiempo vital de Esperanza ha ganado al tiempo político de Aguirre.
Mientras tanto y como siempre en lo personal, señora Aguirre, toda la suerte del mundo. En lo político, como siempre.
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