Este artículo se publicó hace 15 años.
"El ajedrez ha perdido personalidad"
Gary Kasparov. El campeón mundial entre 1985 y 2000 trata de levantar su decaído deporte
Dos hombres y un destino. Gary Kaspárov y Anatoli Kárpov se han reencontrado en Valencia como dos viejos contrincantes dispuestos a olvidar el sudor y la tensión de aquellos míticos duelos por el Mundial, en aras del futuro del ajedrez. Lo pasado, pasado está; lo que ahora cuenta es la promoción de un deporte que a sus ojos "ha perdido esplendor". Kaspárov lo repite obsesivamente. También durante la entrevista a Público.
"Estamos uniendo armas para sacar el ajedrez adelante", remarcó el campeón mundial de ajedrez entre 1985 y 2000. Kaspárov (Bakú, Azerbaiyán, 1963) lo dijo apaciblemente sentado en un sillón del hotel; eso sí, un tanto apresurado por la agenda pactada con la organización. Su serie de 12 partidas establecidas para conmemorar los 25 años del primer duelo contra Kárpov por el título, le ha servido para estrechar lazos con su anteriormente cruento competidor y ahora "compañero de armas". "Estoy muy contento de que Kárpov sea esa otra persona identificada con la tarea de defender el ajedrez", subrayó en tono amistoso.
"Que mi duelo con Kárpov sea lo más, da una idea de cómo está el ajedrez"
Este carácter amistoso alcanza al espíritu mismo de las partidas previstas en el Palacio de las Artes de Valencia. "No es ni entre viejos enemigos, ni tampoco algo simplemente amistoso", precisa Kaspárov. "Lo más importante sea en estos momentos mi partido con Kárpov, te puede dar una idea del momento en que nos encontramos en el ajedrez".
Algunos todavía recuerdan aquel primer duelo por el título mundial en 1984, cuando tras 48 partidas, 1.655 jugadas, 200 horas de enfrentamiento y cinco meses de enconada lucha, finalmente el jurado suspendió el duelo "debido a la excesiva duración". Aquella partida y las que sucedieron después marcaron época. "Nosotros pusimos los cimientos del ajedrez moderno", subrayó Kaspárov, atento a las miradas de su madre y de su mujer, que le conminaban a darse prisa: la agenda de la organización seguía echando humo.
"Ahora hay más técnica y, al ser los jugadores más jóvenes, el juego es más dinámico, pero quizás se ha perdido personalidad. Pienso que esto ha sucedido en muchas otras disciplinas, incluso alcanza al propio ser humano", afirmó secamente, sin nostalgia. Lo único que en estos momentos añora es ese "esplendor" perdido en el ajedrez. Por eso afirma que la sorprendente cordialidad entre él y Kárpov no debería extrañar, "porque ahora tenemos la misma meta, que es la de promocionar el ajedrez".
Crisis mundialIncluso las desavenencias ideológicas sobre la situación de Rusia (Kárpov apoyó a Putin, mientras Kaspárov fue arrestado por su oposición al "dictador"), han quedado en segundo plano. "Sí, en estos momentos también compartimos opinión acerca de la situación de crisis mundial y nefasta organización del ajedrez".
"No es ni entre enemigos ni tampoco algo sólo amistoso"
Nada que ver con la supuesta animadversión entre ambos, basada en el modo en que llegaron a Valencia: alojados en diferentes hoteles, utilizando coches distintos pero de igual marca y solicitando el acceso por diferentes puertas al recinto de las partidas. "Son cosas de la organización; no decisión nuestra", zanjó Kaspárov, negando así también cualquier tipo de superstición al respecto. Algunos han querido verla incluso en la elección de fichas: le tocó negras para empezar el encuentro.
"Vamos a jugar diferentes partidas y por tanto me da igual comenzar con blancas que con negras". Lógico. Estamos hablando del hombre que batió en 1996 a la máquina Deep Blue, diseñada para vencerle.
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