Este artículo se publicó hace 15 años.
Al menos 130 muertos por los incendios en Australia
Los bomberos y los equipos de rescate, cansados tras horas de trabajo, recuperaban el lunes los restos de decenas de personas de los edificios que quedaron carbonizados este fin de semana, mientras la cifra de fallecidos por los incendios más devastadores que ha sufrido el sur de Australia se elevó a 130.
"Todo el mundo se ha ido. Todo el mundo se ha ido. Todo el mundo. Sus casas han desaparecido. Están todos muertos en las casas. Todo el mundo ha muerto", lloraba Christopher Harvey, un superviviente de Kinglake, donde la mayoría de habitantes ha fallecido, mientras avanzaba por la población.
La policía cree que algunos de los incendios, que asolaron localidades rurales cerca de la segunda mayor ciudad del país, Melbourne, fueron provocados y calificó una de las ciudades devastadas como la escena de un crimen.
"No hay palabras para describir esto que no sea matanza", dijo el primer ministro, Kevin Rudd, a la televisión local.
"Los números (de fallecidos) son abrumadores (...) y temo que aumenten aún más", añadió.
Los incendios son el peor desastre natural del país en más de un siglo, y presionarán a Rudd para que ponga en marcha una nueva política medioambiental.
Un inmenso fuego arrasó varias poblaciones el sábado por la noche, destruyendo todo lo que se encontró a su paso. Muchas personas murieron cuando trataban de huir en coche y otros fallecieron acurrucados en sus casas. Algunos consiguieron escapar refugiándose en piscinas o reservas agrícolas o escondiéndose en los sótanos.
Las llamas eran tan altas en algunos puntos como un edificio de cuatro plantas y los fuertes vientos diseminaron los incendios por un área de unos 40 kilómetros.
"Le digo que esto va a parecer como Hiroshima. Va a parecer una bomba nuclear. Todos esos animales muertos en la carretera", dijo Harvey a los medios locales.
Más de 750 casas quedaron destruidas y unas 78 personas, con graves quemaduras y lesiones, se encuentran hospitalizadas.
Muchos pacientes tienen quemaduras en más del 30 por ciento de su cuerpo y algunos presentan heridas peores que las víctimas de los atentados de Bali en 2002, dijo un médico en un departamento de emergencias.
Los incendios forestales son habituales todos los años en Australia, pero esta vez, una combinación de clima abrasador, sequía y arbustos resecos han creado las condiciones adecuadas para que las llamas arreciaran y también ha crecido la presión sobre la política de cambio climático del Gobierno.
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