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La alarma saltó en dos casas de Madrid

La firma de apuestas detectó anomalías que cursó a la UEFA

MIGUEL ALBA

La primera sospecha no apareció en una apuesta por Internet. 'Fueron jugadas físicamente en una casa de apuestas de Madrid', asegura Sacha Michaud, portavoz de la Asociación Española de Apostadores por Internet (Aedapi). En concreto, en las dos apuestas realizadas en las terminales de Leganés y Villalba de una misma casa de apuestas. El volumen de dinero (3.000 euros) y las anomalías de las apuestas que premiaban el empate a cero entre Las Palmas y Rayo Vallecano, del pasado 13 de junio, abrieron la habitual doble vía de comunicación que existe en la lucha contra el fraude.

'Bien puede ser de la casa de apuestas hacia la entidad deportiva (FIFA, UEFA, ATP...), o de esta hacia la empresa de juegos', explica Michaud. En el caso del escándalo registrado ahora en el fútbol español, la denuncia saltó de la propia empresa de juegos, que facilitó a la UEFA, con quien tienen un acuerdo de transferencia de información, todos los datos de las operaciones.

Las empresas de juego cruzan datos con 40 entidades deportivas mundial

'En este punto', asevera Michaud, 'cada casa tiene una política al detectar la irregularidad. Algunas cierran la apuesta sospechosa (lo que sucedió en el caso español), mientras que otras la siguen manteniendo abierta'. Aunque en España aún no existe una legislación sobre las apuestas on-line ('esperamos que así sea en 2010', dice Michaud), los protocolos de colaboración entre las empresas y las entidades deportivas intentan acotar al máximo la posible corrupción. Para ello, cruzan datos sobre las direcciones IP de los apostantes y así tener rastreadas las anomalías. 'Además', prosigue Michaud, 'cuanto más fuerte económicamente es la apuesta, más datos (DNI, resguardo de cuentas bancarias, recibos domiciliados) tiene que aportar la persona para certificar que es quien dice ser y que su domicilio es el que acredita'.

En ese sentido, según asevera Michaud, 'es complicado que una casa acepte una apuesta importante de alguien que no tenga muy bien controlado y que sea un jugador habitual'. Cada empresa opera de forma diferente en cuanto al volumen de apuestas (el rango diario de juego por persona oscila entre los 10.000 y 20.000 euros) como a la máxima ganancia personal por día que se puede obtener (desde 10.000 euros hasta una cantidad ilimitada).

El tenis ha cerrado a los jugadores las redes sociales para que no den pistas

Precisamente, una de estas macroapuestas inició las investigaciones sobre el amaño de partidos en el mundo del tenis. Desde 2003, la ATP, el organismo que rige el circuito masculino, puso en marcha un programa anticorrupción que lideran Ben Gunn y Jeff Rees, dos ex policías ingleses especializados en la lucha contra las irregularidades en el juego. Entre su política educativa, la ATP, que prevé multas, inhabilitaciones y penas de cárcel de hasta 15 años para cualquier tenista que se encuentre involucrado en arreglos de partidos, organizó una charla de Michael Franzese, ex mafioso de la familia Colombo de Nueva York, con 200 tenistas para advertirles de la alianza entre crimen organizado y apuestas ilegales en el deporte.

El pasado septiembre, un año después de este encuentro, también en Nueva York, los rectores del tenis decidieron prohibir a los jugadores usar cualquier dispositivo electrónico en un torneo para chatear en cualquier red social. 'Ellos (por los jugadores) sueltan mucha información interna que puede dar pistas a la hora de apostar', explican desde la ATP. Pero, ¿qué es información interna? Toda aquella que afecte al juego y no sea de dominio público, contestan las autoridades del tenis profesional.

En España, sin acuerdo alguno entre las grandes ligas y las casas, no se prohíbe aún el uso de medios sociales para los deportistas.

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