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Álbum de familias

Descubren en Alemania los restos de la primera familia nuclear. La antropología muestra que este tipo de organización sólo es una forma más de adaptarse a las circunstancias

DANIEL MEDIAVILLA

Hace 4.600 años, la desgracia se abatió sobre un poblado cercano a Eulau, en la Alta Sajonia alemana. Varios de sus habitantes perecieron, víctimas de una violenta razia. Siglos después, los arqueólogos encontrarían las tumbas con los restos de la masacre. Cráneos fracturados, manos y brazos heridos en el intento de defenderse e, incluso, una flecha incrustada en una vértebra les ayudarían a intuir lo sucedido.

Una masacre en el Neolítico no es algo tan infrecuente, pero entre los muertos, los investigadores encontraron algo más especial. Cuatro individuos estaban enterrados cuidadosamente, dos adultos y dos niños. Los análisis de ADN, que se publicaron la semana pasada en PNAS, confirmaron su parentesco. Según los científicos, es la familia nuclear [macho, hembra y dependientes] más antigua de la que se tiene evidencia.

De confirmarse la hipótesis, los arqueólogos habrían descubierto los primeros vestigios de la que muchos consideran como la institución fundamental de la sociedad de Occidente. Allí estaría el origen de un tipo de familia que se consideró la cúspide evolutiva de los sistema de organización familiar. Sin embargo, un vistazo a la historia de la humanidad y al propio yacimiento de Eulau siembra algunas dudas. La historia de la familia, si existe, no es un relato lineal, y la diversidad es la norma.

El codirector de los yacimientos de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro, no se imagina a los cazadores recolectores de hace un millón de años viviendo en familias como las actuales. “No tiene sentido que pensemos en una familia nuclear con tres o cuatro individuos que se unen en un grupo”, explica. “Los individuos de aquella época no vivían durante mucho tiempo. Si un macho moría, la hembra tendría que elegir rápidamente otra pareja. Lo importante es la supervivencia, la procreación, que el grupo se mantenga estable. No es improbable que, como sucede entre los chimpancés, hubiese ciertas preferencias entre machos y hembras, pero no sería una pareja para toda la vida. En un medio tan hostil no podrían andar con tanto remilgo”, apunta.

Para estudiar las relaciones familiares en el pasado, los investigadores no pueden apoyarse en los yacimientos. El método utilizado es el actualismo. “Si nos aproximamos al pasado, en especies de homininos más primitivas, servirían como referencia los grupos de chimpancés actuales y, según nos acercamos al presente, los grupos de cazadores recolectores que aún existen”, dice. En este sentido, Josep Call, primatólogo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, indica que, dentro del orden de los primates, “la familia nuclear no se halla en nuestros parientes cercanos”. Sin embargo, en especies más alejadas del ser humano, como los gibones o los calitrícidos, el tipo de familia modelo en la sociedad occidental está muy bien representada. Entre los grandes simios, la forma de organización de los gorilas es la que más se parece a la familia nuclear. “Pero en este caso”, cuenta Call, “se trata de un harén, un macho con varias hembras reproductoras y sus dependientes, un tipo de organización que, por cierto, es la que se encuentra más extendida entre las diferentes culturas humanas, no la familia nuclear”.

Como apunta Call, la familia nuclear no es un modelo universal. Su predominio se circunscribiría a Occidente. Sin embargo, parece que ni siquiera aquí su presencia es mayoritaria. Nancy Konvalinka, antropóloga de la UNED, recuerda su sorpresa cuando echó un vistazo a los datos del INE sobre la configuración de las familias en España. “En 2001, solo un 38% de los españoles vivían en una familia nuclear, porque no se considera familia nuclear una pareja sola sin hijos, dos personas mayores cuyos hijos ya se han marchado de casa... Dichos como casado casa quiere nos dicen algo sobre la idea que se tiene sobre cómo debe ser una familia, pero se debe más a un ideal que a la realidad”, asegura Konvalinka. La antropóloga apunta a la influencia de sociólogos del pasado, la ficción televisiva e incluso la publicidad de los supermercados como creadores la imagen de la familia nuclear como modelo. “Sin embargo”, añade Konvalinka, “también eso ha cambiado. Ahora, a veces vemos en los anuncios a una mujer con una niña china, y ni Los Serrano ni la familia de Cuéntame son familias nucleares”.

Definir la familia es una tarea casi imposible, en opinión de la investigadora. “Lo único que podemos decir es que es lo que cada cultura define como familia”, afirma. “Es cierto que en muchos casos, desde Occidente a grupos de cazadores-recolectores, existe una organización en torno a una familia nuclear de padres con sus hijos, pero hay más posibilidades. Se trata de que sean buenas formas de organización”, concluye.

La posibilidad de que la familia nuclear sea un modo apropiado de ordenar la sociedad pudo aparecer con anterioridad, pero es a partir del Neolítico cuando pudo empezar a cobrar mayor importancia. “Antes del Neolítico, hace unos 11.500 años, cuando nos hacemos sedentarios, los humanos pensaban más en el grupo, no se piensa tanto en el individuo”, asevera Lluis Batista, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES). A raíz de un cambio climático que obligó a domesticar los cereales y propició la aparición de la ganadería se produjo un cambio económico que la familia iba a gestionar. “En estos momentos se empieza a buscar un enriquecimiento propio y de la familia, y aparecen los primeros enterramientos en los que hay objetos a los que no todos tienen acceso”, narra Batista. “Es posible que la familia fuese una estructura anterior al Neolítico y a la aparición de la propiedad privada, que se fortaleció con este cambio socioeconómico y sirvió para organizarlo”, añade Josep Maria Vergès, codirector del yacimiento neolítico de La Cativera (Tarragona).

 

El éxito como forma de organización fue lo que acabó por aupar a su posición dominante a la familia nuclear. “Este tipo de familia se trata en realidad de un modelo que en la edad moderna correspondía a la burguesía, las familias de comerciantes que después fueron industriales y finalmente alcanzaron el poder tras la revolución francesa”, afirma Jordi Ferrus, profesor de Antropología del parentesco de la Universidad Miguel Hernández. Después de la victoria, el código civil creado por Napoleón sancionó como adecuado este modelo familiar. “En ese código civil se sacraliza este tipo de familia, con la herencia en su seno y características como la patriarcalidad, la preeminencia de hombres sobre mujeres, y del padre sobre los hijos y del hijo mayor sobre el resto”. Para acabar de afianzar el modelo, se le aplica el barniz de la religión. “El modelo de familia del código napoleónico”, dice Ferrus, “coincide con el modelo de familia que vemos en el Génesis, donde la primera familia que aparece [Adán, Eva, Caín y Abel] es nuclear”. Así, el que era un modelo sociológico de familia se convierte en el modelo jurídico para la sociedad contemporánea.

Este tipo de familia se impuso sobre un gran número de modelos que convivieron en Europa durante siglos, desde las extensas en las que convivían dos o tres generaciones hasta las grandes familias eslavas, que podían estar compuestas por más de 50 miembros.
Además, se impuso la relación biológica directa como referencia principal en las relaciones de grupo. Antes, en modelos como “la familia troncal en Catalunya, la responsabilidad de la educación no recaía tanto en los padres biológicos como en los jefes de la familia troncal, en los abuelos, que eran quienes supervisaban la educación”, apunta Ferrus. Después, los padres biológicos serían únicos responsables de sus hijos.

Las peculiaridades de la familia en Occidente no se reducen a fríos aspectos jurídicos. Se generalizó un fenómeno que puede resultar más simpático. “Ahora, las personas se casan y comienzan una familia en base a una cosa llamada amor, que no tiene que ver con propiedades, expectativas sociales o roles hombre-mujer”, explica Konvalinka. “Hay otros lugares en los que la gente se casa por amor, pero que sea casi la única razón para formar una pareja es algo propio de la modernidad y de Occidente”.

Frente a la idea de una familia natural y ejemplo a seguir, el estudio antropológico indica que las circunstancias modelan estas formas de organización que se adaptan y conviven entre sí. Como el vestigio de la primera familia nuclear, la prueba de esta diversidad podría encontrarse entre los cadáveres de los desdichados que fenecieron en el poblado neolítico de Eulau. Allí, cerca de la pareja enterrada con sus hijos, yacía una mujer junto a tres niños. Dos de ellos eran hermanos, pero no tenían lazos de sangre con ella. Si el difícil salto dado con la hipótesis que apunta al yacimiento alemán como el lugar en el que se enterró la familia nuclear más antigua se acepta, sería posible añadir que convivió con otro tipo de organización familiar. Los modelos sociales tampoco serían monolíticos hace 4.600 años.

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