Este artículo se publicó hace 14 años.
Las alfombras de Pirot, amuletos hogareños con los días contados
Con cuatro siglos de antigüedad y la creencia popular serbia de que traen buena suerte y energía positiva al hogar, las alfombras artesanales de Pirot están abocadas a la desaparición si no se toman medidas.
"Si no se emprende una acción estratégica y claramente definida, esta artesanía desaparecerá dentro de 10 o 15 años, o se convertirá en muy, muy rara", declaró a Efe Dragan Panic, dueño de la cooperativa "Ponisavlje", heredera del primer taller moderno de alfombras típicas de la ciudad serbia de Pirot, fundado en 1902.
El tapiz típico de lana de oveja (cilim, en serbio, una palabra de origen turco), hecho a mano, tiene una tradición de más de 400 años, según los documentos escritos, aunque se considera que existe desde mucho antes en esa región.
"Cilim" quiere decir "poema pictográfico", explicó a Efe Slavica Ciric, directora de la nueva y moderna cooperativa "Damsko Srce" y enérgica luchadora por la preservación de esa bella tradición.
"Es en realidad el poema pictográfico de Serbia. Cada diseño, cada símbolo, cada ornamento tiene una historia detrás", indicó.
"Se tejía -añadió Ciric- como símbolo de la armonía familiar y del bienestar en casa, como protector del hogar".
La vieja técnica de producción sigue unas reglas muy definidas.
Se teje en el telar vertical típico de Pirot (localidad sureste serbio), con un filamento muy fino y tanto la urdimbre como la trama son de lana pura, resistente y de gran calidad, exclusivamente de un tipo de oveja autóctono del cercano monte Stara Planina.
El tejido es muy tupido y la alfombra es delgada y ligera, elaborada en una sola pieza y sin revés, sino con dos caras idénticas.
Hay 95 ornamentos típicos por los que se distingue la alfombra de Pirot, siempre son figuras geométricas y estilizadas, ideadas por mujeres tejedoras que encontraban la inspiración en sus entornos.
La creencia popular atribuye a las decoraciones de las alfombras, además del significado simbólico, también poderes milagrosos.
La rosa es el símbolo de la belleza espiritual, la paloma trae la alegría y la tortuga simboliza la permanencia, la fertilidad y la perseverancia.
Las piezas tejidas se usan no solo para cubrir el suelo, sino también para adornar las paredes, los sofás, las sillas, las camas y las mesas.
Ciric aseguró que muchos hombres de negocios, que han oído de la energía positiva de la alfombra de Pirot, desean tener una, porque, subrayó, "les protege del estrés y su trabajo va mejor".
Elaborar una alfombra es un trabajo arduo. Una tejedora con gran experiencia no hace más de 80 centímetros cuadrados al mes.
Los preparativos suponen "mucha matemática", para calcular cuántos hilos van en cada ornamento. Luego, se teje de memoria.
A comienzos del siglo XX, más de 1.500 mujeres se dedicaban a esa artesanía y en casi todos los patios había telares, cuando Pirot era conocida como la "ciudad colorida" o la "ciudad de las alfombras".
Hoy, en Pirot hay unas 100 tejedoras, pero solo unas 50 se dedican a ese actividad de forma profesional.
Por Snezana Stanojevic
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