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La Alta Comisionada de Derechos Humanos pide el cese del uso excesivo de la fuerza en Bahréin

EFE

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Navy Pillay, solicitó hoy a las autoridades de Bahrein que no hagan un uso excesivo de la fuerza al reprimir las manifestaciones que tienen lugar en el país.

En un comunicado, Pillay afirmó: "Las autoridades deben escrupulosamente evitar el uso excesivo de la fuerza, que está estrictamente prohibido en la ley internacional. Deben realizarse investigaciones imparciales y transparentes sobre los casos en los que ha habido abusos".

La Alta Comisionada recordó el derecho inalienable a la manifestación y a la libertad de expresión y recordó que Bahrein es parte de la Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

Asimismo, lamentó profundamente la muerte de dos jóvenes "que se manifestaban de forma pacífica".

Ali Abdulhadi al-Mushaima murió ayer por disparo de bala y Fadl Salman Matruk fue asesinado por miembros de las Fuerzas de Seguridad, especifica el comunicado.

"Insto a las autoridades a cesar inmediatamente con el uso desproporcionado de la fuerza contra manifestantes pacíficos y liberar a todos aquellos que han sido detenidos en los últimos días", concluyó.

Miles de personas tomaron hoy el centro de la capital bahreiní para reclamar mejoras económicas, reformas políticas y constitucionales, el fin de las violaciones de los derechos humanos en el país y la destitución del actual Gobierno.

Las protestas se iniciaron en la mañana de hoy frente al Hospital General de la localidad de Al Dih, donde se produjeron choques con las fuerzas de seguridad que emplearon gases lacrimógenos y dispararon balas de goma para dispersar a los manifestantes que protestaban por la muerte la víspera del joven Ali Abdelhadi Mushaima.

Al fallecimiento ayer de Mushaima, de 21 años, se sumó hoy la muerte de Fadl Matruk como consecuencia del disparo de una bala de goma a corta distancia hecho por las fuerzas antidisturbios en ese centro hospitalario.

El rey Hamad bin Isa al Jalifa, en el poder desde 1999, lamentó la muerte de los dos manifestantes y ordenó la creación de un comité para investigar "las causas de esos sucesos".

Esta revuelta popular comenzó hace dos días y cuenta con una participación sin precedentes en este país, un archipiélago con una superficie de tan solo 727 kilómetros cuadrados en el que viven poco más de un millón de personas, la mitad de ellos extranjeros.

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