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Amores a espaldas del rey más poderoso del mundo

Los actores de La princesa de Éboli' hablan de la miniserie de Antena 3

 

ANTONIO G. GIL-GARCÍA

'La televisión es un medio maravilloso, y más gracias a este nuevo camino que se ha abierto con estas series de dos capítulos que cuentan hechos históricos o ficciones que empiezan y acaban; es un mundo de una grandísima calidad y unos guiones muy buenos'. Con estas palabras justifica Belén Rueda su retorno a la pequeña pantalla como protagonista de La princesa de Éboli, ejemplo de un género, el de la miniserie, cuya cercanía con el cine ha logrado reunir en esta ocasión a la actriz con uno de los grandes intérpretes españoles, Eduard Fernández, que da vida a Felipe II, y con uno de los actores más conocidos de la ficción televisiva, Hugo Silva, que se pone en la piel del inteligente e intrigante Antonio Pérez, secretario del monarca más poderoso del mundo en su época. Los tres hablan del auge del género y de la citada ficción de la productora Notro sobre Ana Mendoza, la princesa de Éboli, que será emitida en Antena 3 esta temporada y cuyo primer capítulo se preestrenó recientemente en el Festival de Televisión de Vitoria.

'Es un triángulo amoroso, pero también de intriga y ambición'

La historia refleja los apasionados amores entre Ana Mendoza, una noble muy cercana a Felipe II, y el consejero más próximo al rey. La reacción del rey al descubrir esta relación desarrollada a sus espaldas tendrá consecuencias trágicas para ambos amantes en un contexto de crímenes e intrigas cortesanas.

'El rey tenía una relación muy especial con ella, a la que conocía desde pequeño, pero no se sabe si fueron amantes o no', explica Fernández, un actor poco habitual en televisión que no ve grandes diferencias entre los telefilmes y el cine desde el punto de vista de la interpretación, ya que 'cualquier medio está bien si lo que vas a hacer está bien'.

'Para mí es una película, pero más larga; si luego la parten en dos es cosa de ellos [la productora y la cadena], como si la parten en cachitos', señala a Público. Para Fernández, lo bueno de esta serie es que 'humaniza a los personajes'. Así, Felipe II aparece 'como lo que era, y era una persona que cagaba, meaba, follaba y hacía todo lo que hay que hacer; además se duchaba poco porque entonces el agua era peligrosa por las enfermedades, y aunque estaba fatal de la gota comía siempre lo mismo: carne, carne y más carne, que era la comida de los ricos'.

Rueda, que considera que este tipo de series son ejemplos de 'cine con presupuesto de televisión', destaca que esta ficción permite 'bajar a la tierra' a los personajes históricos al reflejar 'sus miserias y grandezas'. En cuanto a Mendoza, que pagó muy caro su amor, la define como una mujer 'muy guerrera y adelantada a su tiempo, con una cultura muy amplia, pero educada en esa época'. Su carácter no fue ajeno a la pérdida de su ojo derecho en un combate de esgrima, aunque en este punto la serie se ha visto obligada a traicionar a la historia tapándole el izquierdo: 'No se nos ha pasado se defiende Rueda el parche está en el sitio equivocado porque tenía que hacer cosas que requerían cierto punto de habilidad, como esgrima, y he descubierto que veo mucho peor con un ojo que con el otro'.

La miniserie se emitirá esta temporada en Antena 3

Por su parte, Hugo Silva también defiende las virtudes de las miniseries, ya que 'el arco del personaje está totalmente definido, no como en las series de larga duración', que sin embargo tienen la ventaja de poder ir enriqueciendo más a los personajes y enfrentarlos a situaciones inesperadas. En cuanto a La princesa de Éboli, entiende que la trama va más allá de una cuestión de celos del rey: 'Es un triángulo amoroso, pero también de poder, de intriga y de ambición'.

 

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