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Un año después de la ejecución de Sadam Husein continúa la violencia en Irak

EFE

Un año después de la ejecución del depuesto dictador Sadam Husein, que gobernó Irak durante casi un cuarto de siglo, el país continúa hundido en la peor ola de violencia religiosa de su historia contemporánea.

La ejecución de Sadam (musulmán suní), el 30 de diciembre de 2006, tras haber sido encontrado culpable de genocidio por un tribunal especial, profundizó aún más la brecha que se había abierto entre musulmanes suníes y chiíes en febrero de ese mismo año, tras un atentado contra un mausoleo chií en la ciudad de Samarra, al norte de Bagdad.

Los chiíes, que representan más de un 65 por ciento de los alrededor de 26 millones de iraquíes, consideran que durante el régimen de Sadam (1979-2003) fueron infravalorados y apartados de los puestos de responsabilidad política o de seguridad.

El momento elegido para ahorcar al ex dirigente -coincidiendo con el comienzo de la fiesta musulmana del sacrificio del cordero- enfureció los ánimos de los suníes tanto de dentro como de fuera de Irak, a pesar de los estragos que había causado durante su régimen.

Numerosos miembros de este credo se han acercado estos días al mausoleo de su antiguo presidente, levantado en su localidad natal de Ouya en la provincia de Salahedin, a rendirle homenaje.

Sadam fue enterrado junto a sus dos hijos, Udai y Usai, que murieron en un ataque estadounidense en julio del 2003.

En el mismo cementerio fueron también sepultados su hermanastro Barzan al Tikrit, el vicepresidente Taha Yasin Ramadán y el presidente del Tribunal Revolucionario, Awad Bandar, todos encontrados culpables de la muerte de 148 chiíes en 1982, ejecutados por su supuesta implicación en un atentado fallido contra Sadam en la aldea chií de Duyail.

"No te olvidaremos, Sadam" reza un letrero colocado por los miembros de las tribus suníes aún leales al antiguo dirigente que han visitado el lugar del sepelio.

El jeque suní Ahmed al Hazaa aseguró a Efe que "hemos decidido conmemorar la ejecución de Sadam en el Aid al Adha (fiesta del sacrificio del cordero) así como en el año nuevo".

Los analistas políticos vieron en la ejecución de Sadam el detonante de una gran crisis dentro del partido Baaz, que había gobernado el país durante 35 años y que organizó la resistencia contra la ocupación estadounidense y los sucesivos gobiernos.

"La era de Sadam ha llegado al final como todas las eras históricas y tenemos que beneficiarnos de sus elementos positivos y negativos", asegura el gobernador de Salahedin, Abdel Yibara.

El profesor universitario, Jalil Yasim, considera, por su parte, que los nuevos dirigentes iraquíes "que llegaron a bordo de los tanques norteamericanos" están empujando al país hacia su partición.

"Cuando volvemos la vista al pasado, no es porque el pasado sea bueno, sino porque lo que siguió a ese pasado es mucho peor", aseguró Yasim.

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