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Atacada la mansión del banquero británico más odiado

Fred Goodwin, que hundió el Royal Bank, se ha negado a devolver una pensión millonaria

 

PÚBLICO.ES

La furia desatada por la avaricia de los banqueros se tornó ayer en violencia. El objetivo se centró en Sir Fred Goodwin, el ejecutivo que se ha asegurado una millonaria pensión anticipada tras llevar al borde de la ruina al Royal Bank of Scotland (RBS). Su residencia familiar de Edimburgo y un automóvil que estaba aparcado a la entrada de la villa sufrieron destrozos durante la madrugada del miércoles. Horas después, un grupo de acción directa se atribuía la autoría del ataque en un par de correos electrónicos remitidos a un vespertino escocés en los que se advierte: 'Esto sólo es el principio'.

Los comunicados justifican la acción en la 'rabia' que muchos sienten por la recompensa vitalicia, en torno a los 780.000 euros al año, que se adjudicó Goodwin antes de abandonar el timón del RBS, el pasado octubre. 'Es un crimen. Hay que encarcelar a los líderes financieros', señala la nota de los presuntos autores del ataque.

Goodwin, de 50 años, personifica la profunda repulsa popular sobre los efectos inmediatos de la crisis crediticia y se ha ganado a pulso la condición de Enemigo Público Número Uno por su negativa a devolver una sola libra de su abultada pensión, que comenzó a cobrar desde su salida forzada del RBS.

Goodwin, apodado Fred el triturador por sus agresivos recortes de plantilla, dirigió un ambicioso plan de adquisiciones mundiales, incluida la desastrosa compra del ABN Amro, en 2007, que dejó al grupo sin reservas para afrontar la sequía en los mercados financieros.

El RBS necesitó una inyección estatal inicial de 20.000 millones de libras para evitar la quiebra financiera, en octubre de 2008. Un segundo plan de rescate gubernamental ha colocado el 70% de la propiedad del banco en manos públicas. Aún así, dejó un agujero en las cuentas del banco de 24.100 millones de libras, las pérdidas más elevadas en la historia corporativa del Reino Unido.

La Policía confirmó ayer que Goodwin no estaba en su casa de Edimburgo cuando saltó la alarma. Los asaltantes rompieron tres ventanas del piso inferior de la villa y los cristales traseros de su Mercedes S600. Casado y padre de dos hijos, el banquero temía por su seguridad y pidió protección al RBS, que corre con unos gastos adicionales de en torno a 325 euros al mes. Nuevas acciones, aunque predominantemente pacíficas, se preparan ya en ambas sedes centrales del banco, en Londres y Edimburgo, en los próximos días.

 

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