Este artículo se publicó hace 15 años.
Un ataque de la OTAN mata a seis civiles afganos
Un ataque aéreo liderado por la OTAN en una remota aldea de Afganistán causó la muerte a seis civiles, incluidos niños, dijeron el lunes responsables afganos, pero las fuerzas occidentales afirmaron que tenían como objetivo a extremistas armados.
Las muertes de civiles provocadas por tropas extranjeras que luchan contra la insurgencia talibán se han convertido en motivo de tensión entre el Gobierno afgano y sus aliados de Occidente, y han reducido el apoyo a la presencia del contingente de la OTAN en el país.
En algunos casos, las tropas occidentales y estadounidenses han rebatido inicialmente la información sobre las muertes de civiles, para luego reconocerlas y disculparse.
El ataque ocurrió en un distrito remoto de la boscosa y escarpada provincia de Kunar, que limita con Pakistán y proporciona un refugio ideal para los insurgentes que luchan contra el Gobierno de Kabul, al que apoya Occidente.
"Entre cuatro y seis insurgentes con armas fueron identificados cuando los abordamos", dijo a Reuters el portavoz de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF, por su sigla en inglés), liderada por la OTAN.
"Enviaremos un comandante al área para hablar con los residentes sobre estas informaciones de muertes de civiles", aseveró.
El jefe de policía del distrito, Mirza Mohammad, declaró que seis personas perdieron la vida, todos civiles, incluyendo una niña de tres años, un menor de 10 y un hombre de 40 años.
Otras 16 personas, entre ellos 16 niños, resultaron heridas, y el menor de ellos era un bebé de un año. Tres viviendas quedaron destruidas, indicó.
"Estábamos cenando cuando ocurrió el ataque", dijo a Reuters por teléfono un residente del distrito de Wata Pur, que agregó que todos los muertos eran civiles.
"Estoy al tanto del bombardeo y del martirio y de los heridos civiles", declaró a Reuters el gobernador de la provincia de Kunar, Fazlulah Wahidi, sin dar cifras.
La semana pasada, cinco personas, entre ellas un bebé de siete días, murieron durante una operación liderada por Estados Unidos en la provincia suroriental de Jost.
Las fuerzas estadounidenses inicialmente dijeron que habían dado muerte a cuatro insurgentes, pero más tarde admitieron que las víctimas fatales eran todos civiles que defendían su casa.
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