Este artículo se publicó hace 12 años.
Ataques personales y religión marcan el histórico debate presidencial en Egipto
Los ataques personales entre los dos favoritos a las elecciones presidenciales egipcias, Abdelmoneim Abul Futuh y Amro Musa, marcaron hoy el primer debate electoral en la historia de Egipto, en el que los candidatos airearon sus diferencias acerca del papel de la religión en la política.
Difundido por dos televisiones privadas, el maratoniano debate, que había creado grandes expectativas en Egipto, enfrentó a Musa, exsecretario general de la Liga Árabe y de tendencia nacionalista laica, con el islamista moderado Abul Futuh, exmiembro de los Hermanos Musulmanes, que parten como favoritos en los sondeos.
Los lances personales quedaron de relieve desde el primer momento, con Musa centrado en desacreditar a Abul Futuh por su "doble discurso", y con el islamista empeñado en presentar al diplomático como un "felul" o remanente del régimen de Hosni Mubarak.
"Abul Futuh emplea un doble lenguaje: es salafista con los salafistas y liberal con los liberales", alegó Musa, dentro de sus esfuerzos por dibujar a su contrincante como hipócrita y contradictorio.
Frente a él, Abul Futuh recordó el pasado de Musa como ministro de Exteriores de Mubarak durante una década, hasta 2001, y se preguntó: "¿Cómo puede un hombre que perteneció al antiguo régimen solucionar los problemas que creó ese mismo régimen?".
Musa se defendió con el argumento de que abandonó por su propia voluntad el Gobierno porque no estaba de acuerdo con sus políticas, y contraatacó vinculando a Abul Futuh con los Hermanos Musulmanes, que controlan el Parlamento.
"Estoy en contra de los partidos religiosos, porque su base es la división. Las fuerzas religiosas dañan la cohesión social y tienen objetivos que, de conseguirse, pueden dividir a Egipto", dijo Musa.
La religión fue uno de los grandes ejes que recorrió el debate de inicio a fin, con Abul Futuh firmemente partidario de la "sharia" (ley islámica) y Musa interesado en afianzarse como el candidato laico.
Abul Futuh, médico de profesión, acusó a su rival de pretender "excluir a la mayoría del pueblo egipcio" con sus críticas a las fuerzas de inspiración religiosa.
Mientras que el islamista abogó por "un Estado democrático independiente que pone la 'sharía' y sus principios por encima de todo", Musa defendió que se mantenga el artículo dos de la Constitución, que estipula que la "sharía" es la fuente principal de legislación, porque también reserva el derecho a los no musulmanes de recurrir a sus propias leyes religiosas.
"No hay contradicción entre la 'sharía' y la modernidad", negó Abul Futuh, para quien la ley islámica es "justicia, piedad de Dios y bienestar".
Los concurridos cafés de El Cairo apenas daban cabida a los miles de egipcios que se echaron a la calle para seguir el debate, sobre todo en los barrios con mayor presencia de debate político, como la zona de la Bolsa, un bastión de los jóvenes revolucionarios.
El careo comenzó alrededor de las 21.15 hora local (19.15 GMT) y no terminó hasta casi cinco horas después, con una interrupción de media hora para reponer fuerzas.
En el plano económico, ninguno de los aspirantes concretó en detalle sus propósitos, aunque sí coincidieron al afirmar que establecerán un salario mínimo en el país de 1.200 libras (200 dólares).
Ambos candidatos lanzaron proclamas en contra de Israel, aunque Musa se mostró cauteloso respecto a la relación con el Estado judío.
"Tenemos grandes desacuerdos con Israel y una gran parte de nuestro pueblo lo considera el enemigo, pero el presidente tiene que gestionar esa realidad con sabiduría en lugar de seguir lemas y consignas que pueden conducir a un choque para el que quizás no estemos preparados", subrayó el exjefe de la Liga Árabe.
En sus intervenciones finales, ambos sintetizaron el espíritu del mensaje que quisieron transmitir a los egipcios a lo largo de la noche.
Para Musa, el futuro presidente deberá "trabajar en el marco de la Constitución y la ley, y dar a Dios lo que es de Dios y a César lo que es del César".
Abul Futuh, por su lado, lanzó un último dardo a su contrincante al pedir al pueblo egipcio que "no permita a nadie devolver el país al pasado", en tácita alusión al propio Musa.
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