Este artículo se publicó hace 14 años.
ATC: entre la tecnología de vanguardia y el "cementerio nuclear"
El Almacén Temporal Centralizado (de residuos radiactivos de alta actividad) afronta el tramo final para seleccionar su emplazamiento inmerso en el mismo debate con el que comenzaron las deliberaciones: si se trata de una instalación industrial de vanguardia o de un "cementerio nuclear".
Un municipio, el de Yebra (Guadalajara) ya ha decidido oficialmente presentar su candidatura; otros, como el de Ascó, lo harán previsiblemente el próximo martes, lo que ha motivado que la Coordinadora Anticementerio Nuclear de Cataluña haya convocado para hoy una manifestación con el apoyo de otras entidades ecologistas para protestar contra el emplazamiento de la instalación en este municipio.
También hoy, en la localidad de Bernuy de los Porreros (una localidad con unos 600 habitantes a diez kilómetros de Segovia), los vecinos tienen la oportunidad de dar su opinión, porque la corporación les ha convocado para participar en un acto en la sede consistorial y debatir sobre esta instalación.
Avalado por el Parlamento, el Gobierno, los principales partidos y los organismos o empresas competentes en la materia (el Consejo de Seguridad Nuclear o la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos), el ATC se ha visto además inmerso en la confrontación política, amplificada durante los últimos días a causa de la finalización del plazo para presentarse como candidatos.
Los principales partidos políticos respaldan la del ATC como la solución más segura para gestionar los residuos radiactivos, pero algunos de sus dirigentes, del PP y del PSOE, advierten de que no la quieren en su comunidad.
La industria nuclear considera también que se trata de la mejor solución para la gestión temporal del combustible gastado en las centrales nucleares y advierte además de que es la opción elegida por la mayoría de los países con centrales nucleares para almacenar y gestionar los residuos de alta actividad que genera su actividad.
Para las organizaciones ecologistas y las diferentes plataformas ciudadanas que se han constituido contra esta instalación, se trata sin embargo de un "cementerio" donde reposarán los residuos más peligrosos durante decenas de años.
Ese "cementerio" condicionará el desarrollo económico de un territorio mucho mayor que el del municipio donde se instale, según mantienen estos colectivos, y consideran por lo tanto que la decisión no puede depender de que una corporación quiera acogerlo.
Quienes lo avalan mantienen que la urgencia de construir un almacén de estas características reside en que algunas de las "piscinas" en las que en la actualidad se acumulan los residuos de las centrales nucleares están ya saturadas, y otras lo estarán en los próximos años (en 2013 la de Cofrentes y la de Ascó 1, y en 2014 la de Trillo).
Justifican también esa urgencia en que a partir de 2011 España deberá abonar a Francia unos 60.000 euros diarios por el almacenaje de los residuos radiactivos que tiene allí depositados, en su mayoría procedentes del desmantelamiento de la central nuclear de Vandellós I.
El procedimiento para decidir el emplazamiento del almacén (una instalación prevista en el Sexto Plan General de Residuos Radiactivos, aprobado el 23 de junio de 2006) ha estado sin embargo paralizado durante casi tres años.
Pero las organizaciones ecologistas y algunos partidos políticos -como IU e ICV- han insistido durante este tiempo en que no se debe acometer una decisión de esta envergadura mientras no se haya "cerrado el grifo" de los residuos y exista por lo tanto un calendario de cierre de las centrales nucleares que operan en España.
El ATC, que albergará los residuos nucleares de alta actividad procedentes de todas las centrales nucleares -fundamentalmente el combustible gastado-, completará la gestión de los residuos nucleares generados en España y se sumará al de El Cabril (Córdoba), donde se guardan los residuos nucleares de muy baja, baja y media actividad.
La instalación, que estará asociada a un gran parque tecnológico, requerirá una inversión que rondará los 1.000 millones de euros.
Pero, lejos de resultar absolutamente convincente, esa cifra está sometida también a la confrontación dialéctica entre quienes mantienen que se trata de una cantidad multimillonaria que dinamizará la economía de la zona donde se ubique el almacén y quienes denuncian la "compra de voluntades".
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