Este artículo se publicó hace 16 años.
"Aunque seamos malditas" alza a la mujer "como símbolo de las perseguidas"
La escritora asturiana Eugenia Rico alza a las mujeres "como símbolos de las perseguidas" en su última novela, "Aunque seamos malditas", una obra en la que habla del acoso y de la caza de brujas en un ejercicio narrativo que navega entre la novela histórica, la romántica, el misterio y la fantasía.
En esta "novela coral, con muchos personajes y muchas voces, en la que los capítulos largos se alternan, como las olas, con capítulos casi tan cortos como haikus" -indica la autora a Efe-, Eugenia Rico se vuelca en las pasiones de dos mujeres, Ainur y Selene, "las dos caras de la luna".
Ainur es, dice la escritora, "una mujer de nuestros días, que gana el primer juicio por acoso y, sin embargo, no le sirve de nada".
Perseguida por los medios de comunicación -a los que Rico apunta como culpables en varios episodios de su obra-, Ainur se refugia "en un pueblo arrimado a un precipicio donde nada es lo que parece, a todos los habitantes les falta algo, son tullidos, y donde le empiezan a ocurrir cosas extrañas".
Allí escribe sobre Selene, una mujer que, por querer "aprender Medicina para curar", fue acusada de bruja durante el Renacimiento y quemada en ese mismo pueblo.
Eugenia Rico (Oviedo, 1972) quería, en "Aunque seamos malditas" (Suma de Letras), "hablar sobre las persecuciones de todos los días" y reflejar cómo se señala a la gente "por cualquier cosa: por ser gorda, cuatroojos, creída, bruja...", explica.
La escritora hace desfilar por su obra una galería de personajes salidos del mundo de los sueños. En ella intervienen un inquisidor asaltado por la duda; un misionero renegado que vive en una casa donde nunca entra la luz; una pitonisa que teje su tela alrededor del pueblo, como una de las parcas; un campanero que sólo sabe tocar a muerto; y el guardián de un faro que no alumbra.
"El farero es mi personaje preferido", confiesa la autora. Es un ex profesor de gimnasia condenado injustamente por violar a una de sus alumnas.
"Vive de las basuras, de las virtudes que los demás consideran vicios, es un hombre reciclado -afirma-. Su encuentro con Ainur es inevitable porque son dos personajes al final del camino".
En ésta, su quinta novela publicada, Eugenia Rico continúa con la tetralogía que inició hace dos años con "El otoño alemán". En esta serie "Aunque seamos malditas" representa el fuego, su obra anterior el agua y la escritora se encuentra preparando las correspondientes al aire y a la tierra.
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