Este artículo se publicó hace 15 años.
Australia pide perdón por los abusos a huérfanos y niños
El primer ministro australiano, Kevin Rudd, se disculpó el lunes por los años de dolor y maltrato que sufrieron miles de huérfanos y niños enviados a Australia desde Reino Unido, a menudo sin conocimiento de los padres.
El primer ministro británico, Gordon Brown, se disculpará también a los aproximadamente 7.000 niños de instituciones estatales que fueron enviados a Australia entre 1930 y 1970 dentro del Programa de Niños Migrantes.
Rudd le dijo a un público de unos 900 huérfanos, conocidos como los Australianos Olvidados, que esta práctica ya abandonada fue un periodo feo y vergonzoso de la historia que produjo sufrimiento, daño emocional y falta de cuidados y amor.
"Miramos atrás con vergüenza porque se dejara a tantos de vosotros pasando frío, hambrientos y solos sin ningún lugar donde esconderos y sin nadie, absolutamente nadie, a quien acudir", dijo Rudd en un discurso en el Parlamento.
"Miramos atrás con vergüenza por cómo se permitió a los poderosos maltratar a los que no tenían ningún poder".
Muchos niños pobres fueron enviados a países de la Commonwealth, principalmente Australia y Canadá, con promesas de una vida mejor. Pero según la organización benéfica Child Migrants Trust, gran parte de los enviados a Australia acabaron siendo maltratados, abandonados en instituciones o utilizados como mano de obra en granjas en contra de su voluntad.
La disculpa de Rudd, emitida en directo en la televisión nacional, afecta a unas 500.000 personas que llevaban décadas pidiendo una declaración semejante.
También sigue a la disculpa que el primer ministro ofreció en 2008 a la llamada Generación Robada de Aborígenes, que fueron sacados de sus familias y criados en instituciones y hogares blancos dentro de las políticas de asimilación que se mantuvieron hasta finales de los años 60.
Entre los presentes el lunes en el Gran Salón del Parlamento estaba el ex senador Andrew Murray, que nació en Reino Unido pero fue enviado a Zimbabue como trabajador infantil a los cuatro años.
Rudd dijo que esperaba que la disculpa ayudara a cerrar algunas de las heridas aún abiertas. Pero no ofreció compensaciones económicas sino más ayuda psicológica y ayudas para que la Biblioteca Nacional pueda recoger las historias individuales.
Los defensores de los trabajadores infantiles y aquellos que crecieron en instituciones dieron la bienvenida a la disculpa de Rudd como un paso importante para curar parte del daño.
"Al ofrecer esta disculpa, el Gobierno australiano reconoce y admite que lo que nos ocurrió estuvo mal. Éste era un sistema de 'tutela' que tuvo efectos devastadores en medio millón de australianos", dijo Leonie Sheedy, defensora de los niños que crecieron en instituciones.
"Esperamos que ayude a suavizar nuestro dolor y el de nuestras familias, y aligere la carga sobre cada uno de nosotros", concluyó.
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