Este artículo se publicó hace 13 años.
Ávila descubre al Scholosser inédito gracias al mundo emocional de su pintura
El Palacio de los Serrano, el espacio cultural de Caja de Ávila, descubre el mundo más emocional de Adolfo Scholosser (Austria, 1939-España, 2004), gracias a una exposición que muestra la parte más inédita de su personalidad artística, reflejada en su obra pictórica.
Así lo ha explicado a los periodistas la viuda del artista, María Rosa Arija, y así aparece reflejado en el esclarecedor título de esta muestra, "Ángel Scholosser inédito", que podrá visitarse hasta el 19 de febrero del próximo año.
Durante la presentación de esta muestra, el coordinador de la Obra Social y Cultural de Caja de Ávila, Gonzalo Jiménez, ha destacado la "visión poética del arte" y el "apego a la naturaleza" de este creador austríaco que en 1991 fue galardonado con el Premio nacional de Artes Plásticas, otorgado por el Ministerio de Cultura.
La exposición está integrada por 80 obras, de las cuales 8 son esculturas, una corresponde a una maqueta y el resto son pinturas y dibujos prácticamente inéditos, ya que su reconocimiento como escultor ocultó esta otra faceta creativa de Schlosser.
Acompañada por los galeristas Ignacio de Lassaletta y José Antonio Carulla, la vallisoletana María Rosa Arija ha reflexionado en este sentido, señalando que pese al intento de sacar adelante y de dar a conocer su pintura, su faceta como escultor dejó en un segundo plano su pintura.
Arija también ha vinculado esta circunstancia al hecho de que su timidez le impidiera sacar a la luz una obra pictórica que reflejaba su faceta más emocional, con cuadros impactantes, coloristas y de gran tamaño en algunos casos, junto a otros más pequeños que cuentan con dibujos realizados a lápiz en los que aparecen algunos autorretratos.
La viuda del artista resume de forma clara en el catálogo el espíritu de esta exposición integrada por obras realizadas entre 1982 y 2004: "Hay una ambivalencia que influyó en el hecho de que no fueran sacadas a la luz, quizás porque se trata de una obra demasiado importante, a nivel emocional, cargado de un pasado, el de niño, adolescente y joven que se expresa por este medio".
Aunque algunas de sus obras inéditas vieron la luz en 2010 en N2 galería de Barcelona, la de Ávila constituye la exposición que revela la parte más desconocida para el gran público de la obra de este artista austríaco que llegó en 1966 a España, donde vivió hasta su muerte en 2004.
Lo más impactante para la mirada quizás sea el descubrimiento del estremecedor y magistral colorista que es Adolfo Schlosser", señala su viuda, orgullosa de que esta parte de su obra se exponga en Ávila, muy cerca de su Valladolid natal.
El soporte sobre el que se asientan las pinturas y dibujos se compone de materiales no demasiado utilizados en esa época como papeles de embalaje o cartulinas que el propio autor colgaba de su estudio de la calle Donoso Cortés, tal y como recuerda Arija.
Igualmente, describe cómo en su técnica artesanal empleaba pigmentos que él mismo elaboraba, así como materiales sencillos como los de sus conocidas esculturas.
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