Cada mensaje que María recibía en su móvil era un sobresalto. 'Eres una buena putita y tienes la culpa de lo k le pasa a tu padre'. 'Avísame para volver a consolarte como a ti te gusta'. Y así decenas de sms. Hasta que, finalmente, la joven dijo basta y el 12 de marzo de 2004, el día después de los atentados del 11-M, dio el paso y presentó una denuncia por acoso y malos tratos contra su antiguo novio, Manuel Jesús R. R., un forense que por entonces trabajaba, precisamente, examinando a mujeres maltratadas en los juzgados de Luarca y Castropol (Asturias).

Hoy, casi 6 años después de aquella denuncia, tras una sucesión de cuatro juezas instructoras que se abstuvieron al conocer al acusado y varias suspensiones de la vista, el juicio se celebra en la Audiencia Provincial de Lugo. El fiscal pide 4 años de cárcel y 10 de alejamiento de su víctima para el forense, que además tiene pendiente otra acusación por acoso de una mujer de Gavà (Barcelona) y consiguió que le archivaran una tercera de una joven de Gijón.

Adolfo Barrera, abogado de María, aseguraba ayer a Público que el acusado presuntamente sometió a su clienta a 'hostigamiento, acoso, insultos y amenazas durante el tiempo que duró su relación, desde octubre de 2001 hasta después de que, finalizada la misma, en abril de 2004'. Por ello, María sufre stress postraumático y depresiones. Barreda pone como ejemplo del acoso como dos días después de poner la denuncia, la joven encontró 470 llamadas perdidas en su móvil supuestamente realizadas por su ex pareja.

La versión del acusado es muy diferente. En una entrevista concedida el pasado junio al diario asturiano El Comercio, Manuel minimizaba la denuncia: 'Es una falta de molestias telefónicas que nunca se podrán demostrar'. Y se mostraba seguro de ser absuelto, como pide su abogado, 'a la vista de que faltan pruebas materiales'.