Este artículo se publicó hace 13 años.
El Banco de España insta a las cajas a fusionarse antes de fin de año
El objetivo es ganar tamaño y solvencia, ante la crisis de deuda y la dificultad para encontrar financiación privada. La falta de negocio obliga a la unificación para evitar que se sigan deteriorando los resultados
Entidades de mayor tamaño, más solventes y concentradas en varios grupos que se podrán contar con los dedos de las dos manos. Esa foto dibujará el sector de las cajas en España a final de año. Los movimientos, impulsados por el Banco de España, ya no se ocultan. Incluso desde alguna entidad ya se está a la espera de conocer el nombre de la caja con la que tendrá que asociarse tras la recomendación del supervisor. "Habrá fusiones en las que exista algo de margen de negociación y otras que vendrán impuestas por el Banco de España", asumen en una caja, a la que ya le han planteado futuros compañeros de viaje.
Apenas CaixaBank y Bankia, los dos mayores bancos surgidos de las cajas, se libran de las quinielas de las fusiones. Es más, desde el sector insisten en que estas dos entidades cotizadas, junto al Santander, BBVA, además de Popular y Sabadell, en menor medida, concentrarán las compras en una tercera fase. Ni siquiera Banca Cívica, cuya salida a Bolsa parecía asegurarle un futuro en solitario, se exime de terminar acompañado, aunque desde la entidad se niega esta posibilidad.
Sólo CaixaBank y Bankia se quedan fuera de las quinielas iniciales
"No hay negocio para todas las entidades que operan a día de hoy. De hecho, en la actualidad, no hay negocio ni para la mitad", esgrimen desde una caja. La caída individualizada de los beneficios y del margen de intereses que se ha venido registrando en los últimos trimestres, y que se acrecentará en las próximas presentaciones de resultados, han acentuado esta necesidad de unión. Además, el inestable contexto internacional, a la espera del default de Grecia y una galopante crisis de deuda soberana, que ha promovido la necesidad de una nueva recapitalización de la banca europea, es uno de los grandes argumentos que está utilizando el Banco de España para acelerar esta nueva oleada de fusiones.
El proyecto, sin embargo, se ha abierto antes de cumplir con la primera fase de reestructuración de las cajas que expira el próximo 30 de septiembre. Ese día, Unnim, que busca una fusión in extremis para librarse de las ayudas públicas, comunicará al FROB que tendrá que recibir de sus fondos los 568 millones que necesita para cumplir con las nuevas exigencias de capital del real decreto de marzo. Otro tanto ejecutarán CatalunyaCaixa o Novacaixagalicia, aunque la caja gallega promete un paquete cercano a los 1.000 millones con inversores privados para ir recomprando las acciones del FROB en los próximos tres meses. Por su parte, Caja España-Duero completará su fusión con Unicaja. Las asambleas de ambas instituciones votarán, entre este viernes y el próximo lunes, favorablemente al acuerdo.
Mientras, a otras entidades, como BMN o Liberbank, el banco liderado por Cajastur, el supervisor les ha concedido un plazo extra de varias semanas para encontrar los inversores necesarios con los que cumplir su plan de recapitalización.
El proceso echará a andar tras resolverse la venta de la CAM
Precisamente, la aceptación de esa demora, por parte del supervisor, coincidió con los primeros sondeos que estaba efectuando la entidad que preside Miguel Ángel Fernández Ordóñez entre las cajas. "Será complicado, con la delicada situación económica y la volatilidad en los mercados, que las entidades puedan cubrir con dinero privado sus planes de recapitalización. Los que no lleguen tendrán que fusionarse para cumplir con lo que demanda el mercado", asumen desde una gestora de fondos.
La venta de la CAM, que el Banco de España quiere tener solucionada antes de finales de octubre, iniciará la mecha de la nueva ronda de integraciones. El próximo 26 de septiembre, el supervisor ya conocerá qué entidades están realmente interesadas por la entidad intervenida desde el pasado 22 de julio. "Si lo compra el Santander o BBVA, esta segunda ronda se efectuará mayoritariamente entre cajas. Si, por el contrario, CaixaBank o las cajas vascas se quedan con la CAM, se acelerará la entrada de los bancos en los procesos, que se convertirán entonces en compras", aseguran fuentes del sector.
Un peajeSe busca tener un tamaño superior a los 100.000 millones en activos
En los grandes bancos ya asumen que les "colocarán" una entidad en todo este proceso. Un peaje que conllevará la negociación de un Esquema de Protección de Activos (EPA) que, como sucedió en la primera ronda de venta de la CAM, el Banco de España se negará a dar. Aquella puja desierta ha hecho recapacitar a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que no sólo ha asumido un EPA en el nuevo cuaderno de venta de la caja alicantina, sino que está teniendo que negociar por los porcentajes que asumiría el comprador ante las pérdidas (20% en el caso de los primeros 2.500 millones de euros, que ya no hayan sido cubiertos, y el 10% en el caso de nuevos deterioros) ante la negativa de la banca a asumir las condiciones.
Una circunstancia que el supervisor no está dispuesto a asumir en las nuevas fusiones entre las cajas. "La realidad luego será diferente. Ordóñez aceptará todo lo necesario para poder vender que ha sido él quien ha solucionado el problema", aseguran desde un sindicato, que reclama fusiones ordenadas para evitar una destrucción masiva de empleo. De hecho, según los cálculos de una firma que ha auditado las cuentas de varias cajas, el proceso de reestructuración financiera puede suponer la desaparición de hasta 25.000 puestos de trabajo en el sector.
Esta misma consultora, como todo el sector, descuenta que todos los bancos surgidos de las cajas están abocados a ligarse con otros ya que no cubren la demanda de tamaño mínimo, de alrededor de 100.000 millones de euros, para poder captar fondos en los mercados mayoristas europeos. "Esa cifra incluso se ha quedado pequeña. Desde el Banco de España se habla ya de tamaños a partir de 120.000 millones", aseveran desde una entidad. Mario Fernández, presidente de la BBK, ha sido el primero en sostener públicamente esta teoría. Según él, la entidad que aglutine a las tres cajas vascas, tras su fusión, busca un socio para obtener un tamaño que supere los 150.000 millones. Un guiño inequívoco hacia la CAM.
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