Este artículo se publicó hace 15 años.
Un banco de pruebas llamado Pistorius
Ampie Louw, técnico del velocista surafricano, describe las dificultades y los métodos de trabajo que emplean
Oscar no podría competir con Usain Bolt. Fíjese en cómo camina: semiflexiona las rodillas, los glúteos sobresalen en exceso y su zona lumbar se carga mucho". Ampie Louw es un tipo corpulento, tiene cara de bonachón y verbo fácil, y entrena al atleta discapacitado más famoso del mundo: Oscar Pistorius. Junto a él, ha pasado los últimos cinco años, estudiando su cuerpo, buscando la mejor manera de que las prótesis que completan, de rodilla para abajo, las extremidades del velocista surafricano funcionen como unas piernas de verdad.
Por eso sabe que, aunque Pistorius se imponga con extrema facilidad en los 100 metros para discapacitados como el pasado sábado, en el Mitin Internacional ISS de LHospitalety compita con Jeremy Wariner y Wallace Spearmon en los 400 metros normales, nunca podría hacerlo frente a Bolt, el rey de la velocidad, en el hectómetro. Las cheetahs (en inglés, guepardo) son unas buenas prótesis; las mejores del mercado hoy en día. Pero la fibra de carbono es incapaz todavía de suplir la conexión neurológica que existe entre los pies y el cerebro.
La técnica debe suplir la falta de conexión entre el cerebro y los pies"Como Oscar no tiene pies, su sistema neurológico no puede hacer la conexión que sí se da en el resto de atletas", explica Louw. "De modo que él nunca tendrá el cambio que Bolt tiene en los 30 metros y eso es crucial. Encontrar el equilibrio es muy difícil. Oscar debe sistematizar los movimientos, la técnica... Batallamos desde hace cinco años y seguimos haciéndolo", prosigue el entrenador del cuatrocentista surafricano. "Los 50 últimos metros son terribles para Oscar: sus caderas se colapsan".
Para minimizar al máximo esos efectos, Louw aplica su formación como ingeniero eléctrico a los continuos estudios que realizan para optimizar las prótesis y el entrenamiento, una doble sesión diaria en ciclos de tres semanas. "Me gusta trabajar así: tres semanas fuertes y la cuarta, más floja", dice el técnico que en la Universidad de Pretoria dirige a un grupo de unos 20 atletas sin discapacidad alguna. Pistorius siempre se ha entrenado con ellos, aunque su programa haga especial incidencia en el trabajo de gimnasio.
"Si los hombros son importantes en todo atleta, en su caso lo son aún más: tienen que suplir parte del esfuerzo que los demás hacen con las piernas", explica Louw. "Es muy fuerte; con 18 años, ya levantaba 100 kilos en press de banca. Pero tenemos que seguir mejorando", añade. Porque en el horizonte aparece el próximo Mundial de Berlín. Pistorius quiere competir en la capital alemana. Y resarcirse así de su ausencia en Pekín, después de que el Tribunal Superior del Deporte (TAS), tras una larga batalla legal, le reconociera el derecho a competir en los Juegos y no sólo en los Paralímpicos.
"No podría medirse a Bolt, no tiene su cambio", asegura LouwEntonces, Pistorius no consiguió la marca mínima (45:55) que se exigía y se quedó fuera. Ahora, debe rebajar sus 46:25 hasta los 45:95 que dan derecho a competir en el Mundial. El objetivo, ya de por sí exigente, es mayúsculo: un accidente de barco en el inicio del curso contusiones varias y algún hueso de la cara roto ha lastrado toda la preparación. "Nos retrasó seis semanas", asegura el técnico del velocista, que trata de recuperar el tiempo perdido sin obsesiones. "Tenemos que trabajar con objetivos realistas y este tampoco ha sido un curso normal. A mediados de julio, haremos dos últimas carreras para intentar entrar en la selección de Berlín. Pero si no lo consigue, trabajaremos para 2010", cuenta Louw, que dirige por e-mail a Pistorius cuando este se entrena en Grosseto (Italia),.
Pistorius corre ahora los 400 metros en 47 segundos (47:50, en LHospitalet, donde superó a David Canal, plusmarquista español). Louw sería "feliz" si en julio lo hiciera en 46. Pero trabaja para que el cuerpo de Blade Runner, su apodo, se acostumbre a correr en 44 segundos "y se recupere enseguida". De momento, el cuerpo de Pistorius se niega a hacerlo. Y por eso compite en 100 y, sobre todo, en 200 metros: para mejorar la velocidad. "Michael Johnson [plusmarquista de los 400, ya retirado] me dijo una vez: si nadie puede ganarme en los 200, tampoco podrán hacerlo en los 400", cuenta Louw, que cuida al extremo el trabajo psicológico.
Un tipo con carácterPistorius, dice, es un tipo de carácter, "complicado si está estresado", como cuando batallaba por competir en los Juegos. "Se pone ansioso y se enfada, y es muy difícil trabajar con él", afirma Louw.
"Y tampoco es bueno que se relaje en exceso, como sucedió cuando ganó el pleito", abunda. "Cuando volvió a entrenarse tras la victoria ante el TAS, era una persona diferente". Más afable, aunque igual de ganador. "Él no se ve como un discapacitado y siempre lucha por la victoria. Cuando se propone algo, se concentra al máximo", explica el técnico. Luego, concluye: "Es el mejor atleta que he tenido". Y se siente "orgulloso" por trabajar con él.
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