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Barroso propondrá "pronto" emitir deuda europea

La Comisión advierte de que a cambio se cederá 'soberanía fiscal' y habrá más control sobre las cuentas públicas

DANIEL BASTEIRO

La posibilidad de emitir deuda pública europea fue tabú durante años. La estudiaban expertos y académicos, la reclamaban algunas formaciones políticas, fundamentalmente de izquierda, pero siempre acababa en una papelera de algún despacho de la Comisión Europea. Hasta ayer. 'La Comisión (Europea) presentará pronto opciones para la introducción de eurobonos', anunció el presidente de la institución, José Manuel Durão Barroso, tal y como había adelantado Público en sus ediciones de ayer y anteayer.

La propuesta del Ejecutivo comunitario, la institución que goza del poder de iniciativa legislativa, consistirá en 'un documento con las distintas opciones, según su complejidad y teniendo en cuenta las posibilidades políticas, económicas y legales', según aseguraron más tarde fuentes cercanas a unas negociaciones que llevan días en curso.

La cumbre de octubre aprobará una Agencia Europea de Deuda

Según Barroso, que hizo el anuncio ante el pleno del Parlamento Europeo, 'algunas de estas opciones pueden aplicarse según el actual Tratado (de Lisboa); otras requerirían un cambio'. Entre las posibilidades, la que de momento recibe más apoyos es la creación de una Agencia Europea de Deuda, sobre la que los líderes del euro quieren alcanzar un acuerdo político en la cumbre del 17 y 18 de octubre.

¿Por qué ahora? Alemania se ha opuesto tradicionalmente a la emisión de deuda conjunta, ya que sus bonos son los más seguros del continente y los de otros países, como Grecia, son papel mojado por una década de irresponsabilidades y mentiras económicas. La oposición de Alemania había actuado como freno a cualquier iniciativa, pero fuentes diplomáticas aseguran que la canciller Angela Merkel ha suavizado su negativa, tras más de un año en el que se han explorado sin éxito todas las demás posibilidades para zanjar la crisis.

Ayer, sus socios de Gobierno, los liberales del FPD, mantuvieron su cerrada oposición. 'Digo expresamente no a los eurobonos', sentenció Philipp Rösler, el líder de la formación y ministro de Economía, quien ante la distancia que comienza a separarle de la canciller añadió que la suya es también 'la posición del Gobierno federal'. Sin embargo, la 'posición del Gobierno federal', sobre la que Merkel tiene una influencia decisiva, no es la del Bundestag, la poderosa cámara. En ella cotizan al alza los socialdemócratas del SPD, mucho más favorables y que han ganado las elecciones regionales celebradas en los últimos meses con una estrategia menos dura que la de la canciller.

Los socios liberales de Merkel siguen oponiéndose a los eurobonos

Wolfgang Schäuble, otro ministro de Merkel, en este caso a cargo de la cartera de Finanzas y con carné del partido de Merkel, tratará por primera vez la propuesta con el resto de ministros del euro en la reunión que celebran mañana en Wroclaw (Polonia). Entre las opciones que barajan los funcionarios comunitarios para hacer aceptable ahora lo que antes se descartaba de plano están un cambio de nombre y una limitación de los poderes de la nueva agencia.

Sin embargo, la contrapartida de más calado consistirá en una pérdida de 'soberanía fiscal' de los Gobiernos de la zona euro, según apuntó el comisario de Economía, Olli Rehn. Según él, si la moneda única acuerda enfrentarse con un bono común a los ataques de los especuladores, es imprescindible 'una vigilancia fiscal sustancialmente reforzada y mayor coordinación económica'. El objetivo es asegurarse unas cuentas públicas saneadas y evitar 'el riesgo moral' de países que descuiden sus finanzas al saberse respaldados por sus socios más sólidos. Hasta ahora, la UE ha dado pasos en esa dirección a través del endurecimiento del Pacto de Estabilidad y la amenaza de duras sanciones a los incumplidores de los límites de deuda y déficit. Además, en marzo se firmó el Pacto del Euro, una declaración que movilizó a partidos de izquierda, los sindicatos europeos y miles de ciudadanos en numerosas concentraciones.

Barroso alertó de que la negociación sobre la Agencia Europea de Deuda y las emisiones conjuntas no traerán 'una solución inmediata para todos los problemas a los que nos enfrentamos'. Entre ellos están la financiación de Grecia a corto plazo, objeto de una reunión telefónica celebrada ayer entre Merkel, Nicolas Sarkozy y el primer ministro griego, Yorgos Papandreu.

Además, los países del euro tienen todavía que ratificar en sus parlamentos nacionales el refuerzo del fondo de rescate aprobado en una cumbre especial a finales de julio. Algunos países, como Finlandia o Eslovaquia, ya han hecho saber que podrían demorar la votación. Ayer, el Parlamento austríaco se sumó con un comunicado en el que anunció que la votación no se celebrará hasta finales de mes o principios de octubre, alimentando la 'cacofonía de críticas, contracríticas, balas mágicas y panaceas milagrosas' contra las que Barroso había clamado ante los eurodiputados.

Tanto para Merkel y Sarkozy como para los funcionarios comunitarios, es fundamental ratificar los nuevos poderes del fondo. Sólo así se conseguirá frenar el efecto contagio a países como Italia y España, que ya se ven perjudicados por las dudas de los inversores. Según el director Ejecutivo del FMI para Italia, Arrigo Sadun, el contagio podría ser ya imposible de evitar, por lo que ambos países necesitarían ayuda externa. No está claro si Barroso se refería a declaraciones como las de Sadun cuando criticó la cacofonía de voces institucionales, pero lo cierto es que el directivo del FMI acabó matizando sus palabras. Según él, no fueron 'lo más adecuado en este momento' en el que Europa lucha una vez más por reinventarse a golpe de crisis.

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