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Bashir, buscado por el TPI, asume la presidencia de Sudán

Reuters

El presidente de Sudán, Omar Hasan al Bashir, el único jefe de Estado buscado por crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional (TPI), asumió el jueves nuevamente el cargo tras su reelección en unos comicios desfigurados por los boicots.

Bashir, que niega los cargos de ordenar asesinatos, violaciones y torturas en masa en Darfur, la región del oeste del país destrozada por la guerra, presidirá por tanto el país cuando en enero se celebre un referéndum para determinar si el sur semiautónomo y rico en petróleo se independiza, un resultado por el que apuestan muchos analistas.

Con una túnica y un turbante blancos, saludó a los jefes de Estado de al menos cinco países africanos que acudieron a la ceremonia, entre ellos Mauritania, Chad y Yibuti.

"Esta fase supondrá un nuevo inicio", dijo Bashir, en un abarrotado salón del Parlamento. "No habrá un regreso a la guerra, y no habrá lugar para socavar la seguridad y la estabilidad".

Pero la pompa y la circunstancia que rindió homenaje al controvertido presidente, especialmente mientras persiste la tensión entre Jartum y el sur semiautónomo y siguen los combates en Darfur, pone a los diplomáticos europeos y a responsables de la ONU en un dilema.

La UE apoya la campaña del TPI por llevar a Bashir ante la justicia, pero también quiere mantener el diálogo para asegurar que el referéndum se celebra pacíficamente y no se desate una reanudación de una guerra civil que ha durado dos décadas.

La ONU dijo que enviaría a sus dos diplomáticos principales, a pesar de las críticas de los defensores de los derechos humanos. Los diplomáticos que acudan a la ceremonia inaugural de Al Bashir estarían burlándose del apoyo de sus gobiernos a la justicia internacional", dijo Elise Keppler, abogada del programa internacional de justicia de la ONG estadounidense Human Rights Watch.

La ceremonia se produce tras la fácil victoria de Bashir en las elecciones de abril, en las que obtuvo el 68 por ciento de los votos pero que estuvieron marcadas por los boicots de la oposición y las acusaciones de fraude generalizado.

Su partido y sus aliados lograron alrededor del 95 por ciento de los escaños en el norte, lo que les da más de la mayoría necesaria de dos tercios para hacer cambios constitucionales.

El antiguo grupo rebelde del sur Movimiento para la Liberación del Pueblo de Sudán (SPLM, por sus siglas en inglés) obtuvo la mayor parte de los escaños en el sur y alrededor del 20 por ciento en el Parlamento nacional. El presidente del sur y líder del SPLM, Salva Kiir, que compareció en la ceremonia de inauguración con su ya tradicional enorme sombrero de vaquero, está negociando para formar gobierno con Bashir.

RIESGOS

Bashir, que llegó al poder en un golpe de Estado en 1989, renovó el cargo por última vez hace cuatro años, tras un acuerdo de paz entre el norte y el sur que costó unos dos millones de vidas y desestabilizó gran parte de la región.

En aquella ocasión acudieron altos cargos extranjeros como ministros de Asuntos Exteriores de países occidentales y el entonces secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan. El jueves no se esperaba que países como Reino Unido o Estados Unidos enviaran a sus principales representantes, ambos fuera del país.

Las potencias esperan que las autoridades tanto del norte como del sur puedan trabajar juntos para llevar a cabo el referéndum de independencia, que se ha fijado para el 9 de enero de 2011. Con la mayor parte de la riqueza petrolera del país situada en la incierta frontera entre el norte y el sur, lo que se juega es demasiado importante, pero no hay garantías de que el camino al referéndum sea llano.

Mientras, el TPI intenta aumentar la presión. Los jueces del tribunal dijeron el miércoles al Consejo de Seguridad que Sudán está protegiendo a sospechosos en lugar de arrestándoles. Además de Bashir hay órdenes de arresto contra un antiguo ministro y un líder de una milicia.

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