Este artículo se publicó hace 16 años.
El BCE afronta la ampliación de la zona euro con el logro de la estabilidad de precios
El Banco Central Europeo (BCE) deberá afrontar en los próximos años la ulterior ampliación de la zona del euro y el envejecimiento de la población de Europa con el objetivo de asegurar la estabilidad de precios.
Estos son algunos de los retos que el BCE presentó hoy en una edición especial de su boletín presentada en Fráncfort con motivo de la celebración del décimo aniversario del Eurosistema.
Los seis miembros del comité ejecutivo del BCE, dirigidos por su presidente, Jean-Claude Trichet, mostraron en la sede central de la entidad esta publicación que, además de formular los principales "quehaceres" en los próximos años, hace un balance de los diez primeros años de existencia de esta institución.
Trichet dijo que "durante casi diez años, la estabilidad de precios ha sido lograda ampliamente a pesar de que los fuertes incrementos globales del precio de las materias primas han afectado a Europa y el resto del mundo, conduciendo una tasa de inflación que ha sido algo superior al 2 por ciento desde la introducción del euro".
Actualmente 15 países integran la zona del euro y el 1 de enero de 2009 lo harán 16 con la entrada de Eslovaquia.
En estos momentos, "doce países de la Unión Europea (UE) todavía no han introducido el euro y mantienen notables diferencias en su estatus legal y nivel de convergencia", recordó el BCE.
En esta edición especial del boletín, el BCE considera que es importante que disminuya la distancia entre las cifras reales de inflación y la percepción de los precios que tienen los ciudadanos del área euro.
Esto ocurre porque los ciudadanos perciben sólo el aumento del precio de algunos de los productos que se tienen en cuenta en la elaboración del Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA).
"Mientras la tasa de inflación media ha sido consistente con la estabilidad de precios, las encuestas sugieren divergencias en la evolución de las cifras de inflación oficiales y la percibida por el público general", según el BCE.
La entidad monetaria considera que la principal razón de ello es que "los consumidores dan más importancia a la evolución de los precios de bienes y servicios que compran con más frecuencia", por lo que éstos artículos tienen un impacto más fuerte en la percepción de la inflación que la cantidad de dinero gastada de hecho en ellos.
Entre 2002 y 2003 se produjo un fuerte incremento en la percepción de inflación por el consumidor y el porcentaje de consumidores que percibía que los precios habían subido mucho creció hasta el 38 por ciento, frente al 14 por ciento en 1999-2001.
En la próxima década, el BCE va a mantener su mandato de asegurar la estabilidad de precios a medio plazo, algo que ha definido hasta ahora y lo seguirá haciendo como una tasa de inflación cercana pero siempre por debajo de 2 por ciento.
Ello pese a que el continuado fuerte encarecimiento del petróleo y de algunos productos agrícolas incrementen cada vez más las presiones al alza sobre los precios.
La tasa de inflación de los países que comparten el euro fue en abril del 3,3 por ciento y, según los pronósticos de los analistas, será mayor en abril.
El BCE opina en el boletín que "la mayor parte de los países del área euro todavía necesitan impulsar su flexibilidad y adaptabilidad a choques", es decir, que deben continuar con las reformas estructurales en sus mercados laborales y de producto.
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