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Berlusconi se aferra al poder en su hora más baja

Mientras el país se prepara para su caída, él planea nuevas formas de blindarse en el cargo

SANDRA BUXADERAS

Silvio Berlusconi resiste. El mundo está convencido de que su fin está cerca, la prensa política y financiera de prestigio exige su retirada, la imagen internacional de Italia se resiente. Pero, dentro de Italia, la oposición no ha descubierto todavía la clave para acabar con el poder del primer ministro.

La izquierda parece más entretenida en destrozarse por dentro que en conquistar al electorado, y, consciente de ello, el magnate de la televisión aprovecha para tratar de blindar aún más su poder, tejido a base de monopolios informativos, reformas judiciales y electorales y pactos con fuerzas locales de dudoso pedigrí.

El único temor de Berlusconi es que el poder financiero y económico de Italia acabe por forzar su recambio gracias a una conspiración parlamentaria reforzada con una operación económica.

¿Cuánto gas le queda? Il Cavaliere sigue encaramado en lo alto de las encuestas tiene entre un 49% y un 68% de popularidad, según cómo se midan los sondeos, aunque en los últimos tiempos ha comprobado cómo ya no le basta con chasquear los dedos para que le siga medio país. Y su encanto empieza a desvanecerse sobre todo entre la derecha más católica y garantista.

Algo que nota también en su mayor instrumento de poder, aquél con el que ha conseguido ganar el corazón de una parte del electorado: la televisión. A pesar de poseer las tres principales cadenas privadas y controlar la televisión pública con nombramientos de fieles y amenazas a los periodistas que no quieren someterse a sus dictados, los espectadores siguen con cada vez mayor interés los programas de los disidentes, como Annozero, del presentador Michele Santoro.

Lo que a muchos atrae de Berlusconi es su imagen de hombre exitoso, aunque periodistas como Marco Travaglio hayan señalado lo oscuro del origen de su fortuna.

Ese poder económico, unido al político, le permite comprar voluntades. Pero esa fortuna recibió el pasado fin de semana un golpe descomunal. El tribunal de Milán dictó que debe pagar 750 millones de euros toda su liquidez, y más a su rival editorial Carlo de Benedetti, propietario del periódico La Repubblica.

La Justicia considera probado que Berlusconi 'es corresponsable' civil de sobornar a un juez para arrebatar la editorial Mondadori a De Benedetti, y ahora debe resarcirle. Su hija, Marina Berlusconi, asegura que 'se ha desatado la caza' contra él.

Ayer, Marina, líder del grupo empresarial Fininvest, reiteró en una entrevista que la condena a pagar 750 millones de euros pone en peligro a la compañía.

El primer ministro ataca públicamente al sistema judicial y a la Presidencia de la República del ex comunista Giorgio Napolitano, pero la alarma que parece sentir va más allá de esas instituciones. Ya hace tiempo que circula el nombre de Mario Draghi, gobernador del Banco de Italia, como posible reemplazo en el Gobierno. También el de Luca Cordero de Montezemolo, presidente de la empresa bandera del país, la Fiat-Ferrari.

El mismo día que el Constitucional anulaba la llamada ley Alfano, que confería inmunidad judicial a Berlusconi, Montezemolo presentaba públicamente la fundación Italia Futuro, que podría servirle de plataforma.

El presidente de Fiat es cercano al centro político, y quien lo ocupa con el partido UDC, Pierferdinando Casini, ya ha advertido de que 'otra mayoría parlamentaria' es posible. Se especula con que Casini podría aliarse con Montezemolo y con la izquierda moderada representada por el Partido Democrático.

Aún así, al plan le falta una pieza imprescindible para alterar el equilibrio parlamentario: Gianfranco Fini, hoy teórico número dos de Berlusconi y que cuenta con 50 diputados. Fini está en pleno viaje al centro y mantiene sonoras broncas con Berlusconi, aunque, por ahora, se queda con él. Esta semana ha subrayado que 'las mayorías se deciden en las elecciones', una frase ambigua pero que se ha interpretado como un gesto hacia Berlusconi. ¿Se trata de fidelidad sincera o más bien de una forma de vender caro su apoyo a la oposición?

Por si acaso, Berlusconi trata de blindar su poder y de dificultar una hipotética condena judicial. Su Gobierno estudia aprobar una ley de inmunidad parlamentaria y otra para facilitar la recusación de jueces, ampliar las opciones de la defensa y reducir aún más el plazo de prescripción de los delitos, que ya acortó en 2005. Además, ya ha llevado al Parlamento una ley para limitar los poderes de investigación de los jueces.

'Por muy mal que le vaya puede salir absuelto de los dos juicios por prescripción, como ya ha ocurrido otras veces', dice a Público el prestigioso politólogo Giovanni Sartori.

Otra arma ya en poder de Berlusconi es la reforma electoral que le permite obtener el 55% de los escaños en el Parlamento con sólo el 30% de los votos. 'Berlusconi se lo ha montado bien, está en una posición de acero, por lo menos en el futuro más verosímil', opina Sartori. Si no hay 'factores nuevos, Berlusconi se puede hacer eterno', concluye. Pero en Italia, y en el mundo entero, siguen las apuestas.

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