Juande se quedó ayer sin coartada. El técnico, empeñado en apartar el fútbol de Guti del Bernabéu por desavenencias personales, tuvo que recurrir a él ante el Valladolid ante la desidia de su equipo y el clamor del Bernabéu. 'Guti merece un respeto por lo que significa en esta institución', afirmaba un socio de lateral en la puerta 55. Otro replicaba: 'Vale que tenga altibajos, pero que lo equipare a Faubert es un insulto'.

La grada del Bernabéu, con Beckham y Owen como testigos y sin Ramos en la segunda parte (se fue a ver a su amigo Talavante a Las Ventas), se lo recordó permanentemente con el 'Guti, Guti, alé, forza Guti alé' que ya se escuchaba por el Bernabéu mucho años antes de que Juande llegara al banquillo.

Guti saltó al campo a la hora de partido. No lo hacía desde Liverpool, donde se agudizó la crisis entre ambos al darle entrada Juande con la goleada ya prácticamente finiquitada. El Bernabéu le recibió en pie. 'Cierto es que a veces te pone de los nervios porque se relaja, pero Guti merece un mejor trato', decía otro seguidor.

Juande, mientras, permanecía impertérrito en la banda. 20 minutos después, dibujaba un pase desde el círculo central que Robben certificaba en gol. Pepe corrió a abrazar al 14, que permanecía mirando a los banquillos con los brazos en alto. Juande recibía el mensaje pero intentaba esconderse en excusas poco creíbles. 'Guti es un magnífico futbolista, uno de los mejores del mundo en el último pase, pero como todos tiene sus virtudes y sus defectos. Los que están jugando lo están haciendo bien y así, con los resultados que estamos teniendo, es mejor no cambiar. Él no está en el equipo porque ha estado lesionado mucho tiempo y así cuesta desbancar a otro jugador del equipo', dijo.

Robben era menos frío a la hora de analizar el partido y se deshacía en elogios con Guti: 'Su pase ha sido impresionante. Necesitamos esa imaginación en los partidos. A mí me ha dado mucho más que medio gol'.