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Bill Wright: "Sin educación, la democracia es imposible"

'Los talibán han ensuciado tanto el nombre del islam que en ocasiones los occidentales confunden terrorismo y religión', asegura el fotógrafo estadounidense,  rechazando la imagen belicista a menudo atribuida a los nort

ALEJANDRO LÓPEZ DE MIGUEL

'El error en Afganistán no fue la decisión de atacar a las fuerzas de Al-Qaeda y sus aliados, sino el enfoque adoptado después de que el país fuera asegurado. Deberían haber puesto más atención en que el dinero de la reconstrucción fuera para personas e infraestructuras', asegura a Público Will Wright. Fotógrafo, historiador y empresario, el estadounidense que vendió su negocio a sus empleados treinta y dos años después de crearlo acaba de lanzar un libro con imágenes que plasman la forma de vida de varias familias afganas... tomadas por 13 jóvenes a los que pudo dar clases de fotografía en Kabul.

A Bridge from Darkness to Light: Thirteen Young Photographers Explore Their Afghanistan (aquí un adelanto) muestra imágenes tomadas por manos temblorosas en algunos casos, con encuadres poco depurados en otros, pero capaces de acercarnos a la realidad de varias familias en Kabul. Y , desde luego, propias de un grupo de afganos de entre 10 y hasta 25 años de edad que no acostumbraban a tener cámaras digitales en sus manos.

Gracias a la ONG afgana Aschiana, y sin obtener una invitación formal por parte de la Administración Obama, Wright compró varias cámaras digitales y emprendió un viaje hacia el corazón de un Estado con el que su propio país se encontraba y aún se encuentra en guerra. Siete años después, el fotógrafo justifica la entrada de tropas estadounidenses en Afganistán, pero se muestra cauteloso en lo que respecta al intervencionismo militar de EEUU. Un país que a menudo es criticado por su belicismo, aunque Wright defiende todo lo contrario: 'Los americanos no quieren ser la policía del mundo. Por el hecho de ser el país más fuerte del mundo, parece que todos quieren que intervengamos cuando hay problemas', defiende.

¿Que se siente al tener la oportunidad de enseñar fotografía a 13 chicos y chicas en un Estado con el que tu propio país está en guerra?

Al principio estaba algo nervioso. Sabía que las hostilidades eran frecuentes en Kabul por entonces, pero la ciudad no estaba bajo los ataques continuos de las fuerzas talibán. Mis familiares y amigos insistieron mucho en que no fuera, pero sentí que era una oportunidad de prestar un servicio público y de conocer un país que anhelaba visitar desde tiempo atrás.

Su viaje a Afganistán se remonta a 2006, pero el libro no se ha editado hasta este año. ¿Por qué le llevó siete años publicarlo? Por otro lado, en la obra expresa sus deseos de volver a contactar con sus estudiantes. ¿Ha podido hablar con alguno de ellos?

Las culturas religiosas son difíciles de cambiar, y el concepto del Islam aplicado en Afganistán sigue anclado en la edad de piedraHe estado en contacto con la escuela y con varios de mis alumnos desde que volví. Al llegar a Kabul comencé a escribir un diario en el que apuntaba mis experiencias y observaciones, sin saber que este documento se convertiría en un libro. Mientras tanto, mis alumnos hacían ejercicios en los que tenían que plasmar sus vidas, para que los norteamericanos tuvieran una visión realista de lo que allí estaba pasando. A mi vuelta, imprimí las fotografías y preparé una exposición que viajó por varios lugares, atrayendo mucho interés, e incluso amplié las notas de ese diario para dar unas charlas sobre la experiencia. Años después, con la retirada de las fuerzas de coalición y el traspaso de las labores de defensa al Gobierno de Afganistán, comencé a ver la necesidad de informar a la gente más allá del alcance de una exposición, y decidí presentar el trabajo de los estudiantes en forma de libro. Elegí el formato de libro electrónico para hacerlo accesible desde cualquier parte del mundo a través de internet.

En la obra habla de la evolución de sus estudiantes, de cómo crecían como fotógrafos. Me gustaría que compartiera también los problemas a los que se enfrentó, las dificultades a la hora de enseñar fotografía a niños de otra cultura en un país al otro lado del mundo.

Obviamente, el idioma era un problema. Sólo uno de los estudiantes más mayores tenía ciertas nociones de inglés, y yo no conocía ninguna de las lenguas de Afganistán. Antes de abandonar EEUU contraté a una persona como conductor y traductor, un joven afgano que cumplía con mis necesidades perfectamente. Eso, por no hablar de los nervios iniciales: los alumnos estaban muy excitados por recibir cámaras digitales en sus manos, y no pasó mucho tiempo antes de que conocieran los fundamentos para hacer fotografías. Como eran automáticas, aspectos como la exposición o el enfoque no eran un problema, pero como eran ligeras, y los alumnos estaban nerviosos el temblor de las cámaras fue el principal problema. Tuvimos otro problema cuando les planteé un ejercicio en el que debían fotografiar sus hogares: se toparon con la resistencia de sus familias y no recibí fotografías. Las restricciones culturales todavía reflejaban su restrictivo patrimonio religioso, pero las fotografías en la calle no fueron un problema.

¿Puede este libro ayudar a estas personas de alguna manera?

Si continúan con su viaje fotográfico lograrán acceder a un empleo estable que ayude a mantenerse a sus familias. Al menos uno, quizás dos de los estudiantes ya se han asegurado un puesto de trabajo como fotoperiodistas en publicaciones locales.

En la obra recoge impresiones e ideas sobre cómo la sociedad afgana ve a la cultura europea o a la estadounidense. ¿Ven y sienten a las personas del mundo occidental como enemigos o amenazas?

'Creo que finalmente no tomaremos parte en el conflicto sirio, pero entregaremos armas para contrarrestar el apoyo de Rusia e Irán'

Entrevisté a cada uno de los estudiantes antes de irme. Les pregunté por sus familias, por lo que pensaban de los americanos: Todos expresaron su agradecimiento por la ayuda de EEUU y lamentaron que una parte importante de esta ayuda se estuviese perdiendo por el fraude y la corrupción del Gobierno. Les gustaban los americanos como individuos, pero estaban molestos con los soldados que conducían a toda velocidad y sin cuidado por sus calles, en Kabul.

Muchos españoles tienen una visión estereotipada de los norteamericanos, los consideran belicistas. ¿Se corresponde esta idea con la realidad? ¿Existe en EEUU una nueva oleada de ciudadanos contrarios al intervencionismo militar?

Al contrario. El apoyo de la opinión pública a una guerra en un país extranjero es débil. Vinimos a Afganistán porque fuimos atacados por extremistas islámicos que se refugiaron en el centro del país, y la acción gozó de un apoyo importante. Actuamos como parte de una colación de países democráticos con la misma filosofía que se sentían igualmente amenazados. Los americanos no quieren ser la policía del mundo. Por el hecho de ser el país más fuerte del mundo parece que todos quieren que intervengamos cuando hay problemas: Bosnia, Iraq y ahora Siria... EEUU está siendo criticado por no entrar en el conflicto sirio, en el que creo que finalmente no tomaremos parte, pero entregaremos armas para contrarrestar el apoyo de Rusia e Irán, además de prestar ayuda humanitaria. Personalmente, creo que los americanos sienten que es mejor dejar al resto de países resolver sus propios problemas, a no ser que afecten directamente a nuestros amigos y aliados. No creo que nuestro país permaneciera impasible si España u otros países de la OTAN fueran atacados por fuerzas extranjeras.

¿Qué conceptos, ideas y sensaciones tenía sobre Afganistán y sobre la presencia de EEUU y otras fuerzas en este país antes de volar a Kabul en 2006?

Creo que el error en Afganistán no fue la decisión de atacar a las fuerzas de Al-Qaeda y sus aliados, sino el enfoque adoptado después de que el país fuera asegurado; el mismo problema que en Iraq. Deberían haber puesto más atención en que el dinero de la reconstrucción fuera para personas e infraestructuras, en vez de acabar en los bolsillos de los poderosos. Las drogas continúan siendo un problema importante en Afganistán, la educación no existe fuera de las Madrasas (escuelas religiosas), y la corrupción se extiende hasta los líderes. Cambiar esta dinámica será el mayor reto para el país en el futuro, pero no me siento optimista. Las culturas religiosas son difíciles de cambiar, y el concepto del Islam aplicado en Afganistán sigue anclado en la edad de piedra.

¿Estaban basadas en las mismas razones las acciones militares en Iraq y Afganistán?

No exactamente. Mientras Sadam estaba violando claramente la legislación internacional y asesinando a su propia gente con gas, EEUU fue a la guerra con Iraq proactivamente, basándose en informes de Inteligencia aceptados por la comunidad internacional, que después resultaron ser falsos. Aún está por ver si será posible formar un gobierno responsable tras la salida de las tropas de la coalición.

Pongámonos en el punto de vista contrario. ¿Conocen realmente las sociedades occidentales las diferencias entre conceptos como musulmán, árabe y talibán?

'Si los talibán recuperan el control del país mis estudiantes podría ser perseguidos o asesinados'Desafortunadamente, los talibán y otros grupos alineados han ensuciado el nombre del islam tanto que en ocasiones los occidentales confunden terrorismo y religión. Los estudiantes afganos con edad suficiente como para haber experimentado la ocupación de los talibán en Kabul conocían muy bien las diferencias: la mitad de ellos nunca podría haber asistido a las clases de haber seguido bajo el poder talibán. Están aprendiendo lo amplio que es el mundo, y no quieren ser reprimidos. En mi libro no identifico a los estudiantes por su nombre, porque si los talibán recuperan el control del país podría ser perseguidos o asesinados.

Doce años después del inicio del conflicto, ¿qué opinión tiene sobre las operaciones militares que EEUU y sus aliados han llevado a cabo en Afganistán? ¿Podemos decir que hoy es una nación libre? Es más, ¿quiere la mayoría de sus habitantes una sociedad democrática?

El área urbana de Kabul ha cambiado mucho, con un mayor porcentaje de la población expuesta a la cultura y a las ideas occidentales, y aunque no todas resultan positivas, sí lo son en general. No tengo respuesta a la segunda pregunta. Creo que en muchos aspectos los líderes han derrochado una valiosa oportunidad por el fraude y la corrupción, perdiendo la confianza de la gente...y sin educación, la democracia es imposible. Temo que la situación resultará en una oligarquía: los adoctrinados volverán a luchar por el poder y seguirán reprimiendo al resto de la población, pero son sólo suposiciones.

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