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Blanco, conjuntos monocolores y vestidos sin mangas estrenan el verano 2008

Agencia EFE

Blanco, conjuntos monocolores y vestidos sin mangas y pintados a mano marcaron hoy el primer desfile del Prêt-à-Porter de París para la primavera-verano 2008, presentado por Impasse de la Défense en el Grand Hall de la Gare de Lyon.

Un lugar muy democrático, pues no sólo los invitados al desfile - compradores, profesionales y periodistas especializados de los cinco continentes- pudieron contemplarlo, sino todo aquel que se disponía a tomar un tren en esta estación del oeste parisiense hacia las cuatro de la tarde.

Público, viajeros, empleados y acompañantes pudieron igualmente disfrutar del concierto de rock que desde el vestíbulo amenizó el evento, mientras las maniquíes desfilaban sobre la terraza del restaurante L'Express Bleu.

Más allá de la notable presencia del blanco, pero también del color, los estampados reinaron igualmente en los diseños de Karim Bonnet, artista nacido en París, de origen tunecino-antillano con exóticas influencias bretonas.

Pocos complementos, en esta ocasión, acompañaron sus diseños, portados a menudo sobre botas-medias coloreadas, de tacones altos.

Vestidos de una sola pieza, blancos, sin mangas, largos a menudo, pintados en ocasiones como un cuadro, aptos para la fiesta; conjuntos exclusivamente azules o grises; chaquetas de manga larga y chalecos, se convirtieron hoy en otras características de la primavera-verano 2008 con Impasse de la Défense.

En ausencia del blanco total y el color exclusivo, los tejidos serán de rayas y cuadros rojos, y se adornarán con generosos estampados pintados a mano, como corresponde a un creador históricamente deseoso de reunir en sus piezas moda y arte.

Tras este variopinto lugar para un desfile de moda, el universo del Prêt-à-Porter se desplazó al más clásico Studio Gabriel, junto a los campos Elíseos para contemplar la propuesta veraniega de la modista portuguesa Fatima Lopes.

Esta vez sí, la dominante fue para el vestido de seda "baby doll" de un sólo color, muy vivo, amarillo, turquesa, fucsia o verde esmeralda, principalmente.

Aunque en ocasiones, siempre en busca de una mujer ultrasexy y, desde luego, delgadísima, estos mismos colores se combinaron entre sí en blusas, minifaldas, cinturones muy anchos de charol y sandalias, o entre las mismas piezas de un modelo.

El blanco y el negro solo fueron propuestos para las grandes ocasiones, dentro de la larga serie de vestidos de noche largos, vaporosos, "hollywodienses", de satén, a veces adornados con efectos de tul, plisados soleil y drapeados.

Los pantalones, más bien escasos, serán siempre anchos y evasé, muy ajustados en la cintura.

La prenda clave de este desfile evocador de la década de los años 80, que dio gran importancia a la línea gráfica y al corte arquitectónico, fue el sugestivo minivestido-picardías- "baby doll", de talle alto trapecio, sobre sandalias de tacón alto de colores también muy vivos.

Terminada la fiesta portuguesa, muy concurrida para ser el segundo desfile de esta intensa semana de colecciones de París donde se darán cita más de un centenar de creadores, diseñadores y grandes modistos, la asistencia se encaminó hacia el Palacio Garnier, sala histórica de la Ópera Nacional de París.

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