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Blázquez recuerda al cardenal Tarancón en la apertura del plenario de la CEE

EFE

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, recordó hoy al cardenal Vicente Enrique y Tarancón, del que se está celebrando este año el centenario de su nacimiento (mayo del 2007), durante la apertura de la Asamblea Plenaria.

"Nuestra memoria, dijo el presidente de la CEE, es homenaje y reconocimiento de su persona y de su obra. Fue, en una coyuntura crucial, un don de Dios para la Iglesia y la sociedad española".

Blázquez, calificó a Tarancón de una figura que "forma parte relevante de nuestra historia", y recordó que durante el decenio que presidió la CEE, "manifestó la intención que le había guiado".

Se propuso, dijo Blázquez citando al propio Tarancón, "dos objetivos: aplicar a España las enseñanzas del Concilio Vaticano II en lo referente a la independencia de la Iglesia de todo poder político y económico, y procurar que la comunidad cristiana se convirtiese en instrumento eficaz de reconciliación para superar el enfrentamiento entre los españoles que había culminado en la guerra civil".

Ricardo Blazquez recordó que la Iglesia en el Concilio no sólo promovió una renovación profunda de sus actitudes y estructuras internas, sino también orientó de manera distinta las relaciones con el mundo, con la sociedad y con el hombre.

Estos cambios, dijo, "eran más delicados, en nuestra Iglesia (la española) por la riqueza de la vida cristiana que estaba en cambio, y en la sociedad, a la que se debían evitar traumas innecesarios en la transición de un régimen personal a un régimen democrático con los numerosos y profundos cambios implicados".

Y agregó que "fueron directrices para Tarancón tanto el amor a la Iglesia como el servicio a nuestro pueblo; fue consciente de la situación singular y de la alta responsabilidad que se le confiaba cuando pensó en él Pablo VI para liderar a la Iglesia en aquella delicada situación y cuando la Conferencia Episcopal lo eligió y reeligió como su Presidente".

Tarancón, dijo de sí mismo, recordó Blázquez "que era un hombre a quien pusieron en un puesto difícil en un momento difícil".

"Buscó siempre la concordia, respetando la pluralidad y fomentando el diálogo; con buen instinto supo rodearse de valiosos colaboradores".

Y "sin olvidar el pasado -dijo el presidente de la CEE-, miraba al futuro y por ello confiaba en las nuevas generaciones y les daba la palabra. Afirmaba abiertamente que la Iglesia veía con buenos ojos la llegada de la democracia y el pluralismo que le es inherente".

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