Este artículo se publicó hace 15 años.
Bocos construye una trama política con envoltura policiaca en su último libro
Espías, piratas informáticos, expertos en ADN y periodistas vendidos al poder desfilan por "El informe San Marcos" de Fermín Bocos, quien define esta historia como una trama política con envoltura de novela policiaca, que además habla de quienes buscan en el pasado argumentos para reformar el presente.
El escritor y periodista, que hoy presenta su cuarta novela en Santander junto al presidente de su Cantabria natal, Miguel Ángel Revilla, lleva al lector a los escenarios "más reconocibles y elocuentes" de la cultura mediterránea, desde Venecia al Monte Atos. Y para que se meta a fondo en la trama, le plantea un enigma.
Ese enigma es el gancho con el que atrapar al lector pero también tiene que ver con reivindicaciones históricas muy presentes en la Europa de hoy: puede volver a cambiar las fronteras de los Balcanes, la región más inestable del continente, explica su autor en una entrevista con Efe.
El oficio de periodista le ha ayudado "a contar con precisión lo que quería contar" en "El informe san Marcos" y también tuvo claro que el formato que exige una historia de acción como ésta no es otro que el del guión cinematográfico, con muchos diálogos, que además ahorran largas descripciones.
También dedicar treinta años al periodismo le ha permitido "conocer mundos que no se agotaban en las noticias" y acumular experiencias que le han empujado a "pasar al otro lado de la raya", a dejar de ser testigo y convertirse en "administrador de la realidad".
De esa forma ha podido "construir mundos en los que la ficción se parece tanto a la realidad que acaba anticipándola". Y lo ilustra con un ejemplo: "si hace unos años nos dijeran que Kosovo, que fue históricamente la madre de Serbia, iba a ser independiente, la gente habría respondido que era un exceso de imaginación. Y ya ha celebrado un aniversario".
Para Fermín Bocos, es una aberración favorecer "sobre la marcha" la creación de estados artificiales, porque la historia tiene un poso que hay que respetar. En su última novela, hay una conspiración para tratar de forzar una situación similar a la de Kosovo y cree que el lector levantará de vez en cuando la vista del libro para decirse: "pues esto a lo mejor podía pasar en otros lugares".
Pero además quiere ofrecer entretenimiento y cada vez que le preguntan si le gustaría que su libro se convirtiera en un "best seller" responde con un rotundo "ojalá". Quienes afirman que escriben para sí mismos no pueden, a su entender, llamarse autores, porque "el único sentido de contar algo es contárselo a alguien. Y no sólo hay que contar lo que le interesa a uno, también lo que puede interesar a los demás", apostilla.
Confiesa que le encantaría, y "por muchas razones", una adaptación cinematográfica de "El informe san Marcos", de la que saldría una película "interesante", dice, con el atractivo de sus múltiples escenarios, lugares con los que se ha reencontrado en unos casos o en otros ha pisado por primera vez, como el Monte Atos.
Allí compartió techo con los sacerdotes ortodoxos que custodian valiosos tesoros de Bizancio, una comunidad en la que religiosos centenarios conviven con otros que no llegan a los treinta y "han pasado de la play station a la Edad Media voluntariamente".
Este periodista de largo recorrido, con más de una decena de medios en su currículo, no se imagina dejando la profesión por la literatura, aunque piensa que ahora que está siendo "arrasada por la crisis, la novela no es un mal refugio".
Fue director del telediario de TVE, editor en los informativos de Telecinco y uno de los fundadores de Telemadrid y, como espectador, opina que las escaletas se han llenado de sucesos y que, aunque hay que contar lo que pasa, no se puede primar la parte más morbosa de la realidad.
Nacido en La Población de Abajo, en Valderredible, a donde regresa con frecuencia, está casado con la también periodista y autora de intrigas superventas Julia Navarro. "Yo respeto el trabajo de Julia y Julia respeta el mío. Es cierto que cuando acabamos un libro los leemos pero nada más", apunta.
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