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Cuando Bono no medía 35 metros

JESÚS MIGUEL MARCOS

Cuando U2 publicó Achtung Baby en noviembre de 1991, la repercusión en España no fue tan avasalladora como se esperaba. Aunque pocos años antes el grupo había llenado el Santiago Bernabéu durante la gira de The Joshua Tree, su nuevo disco se quedaba en el número 6 de la lista de ventas.

La explicación a este pinchazo, sin embargo, era clara: Achtung Baby era un perro verde que ladraba canciones oscuras, metálicas, ruidosas y enmarañadas. Nada que ver con el angelical inicio de Where the Streets Have No Name. De tocar en el Bernabéu, el grupo pasaba al pequeño velódromo de Anoeta, donde se pudo ver la gira Zoo TV en estado seminal, cuando las pantallas gigantes eran televisores y Bono todavía no medía 35 metros.

Algunos fans huyeron y a otros les costó volver a casa. Concretamente, hasta que se publicó el tercer sencillo del disco, One, la carta que se habían guardado en la manga tras dos singles mucho más oblicuos (The Fly y Misterious Ways).

A día de hoy, Achtung Baby ya no mete miedo. Su sonido, diseñado por dos geniecillos como Daniel Lanois y Brian Eno, ha sido asimilado de forma natural en todo el espectro del pop y el rock. Tampoco era nuevo en 1991. El verdadero salto de U2 con Achtung Baby fue puramente personal: pocas veces un grupo superventas se cansa de sí mismo, deja la autopista por una carretera comarcal y termina haciendo su mejor álbum. ¿Se atreverá Coldplay a algo así?

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