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Bonus de escándalo en las firmas de Wall Street

El 'zar' de los sueldos denuncia el cobro de 1.200 millones

ISABEL PIQUER

Los ejecutivos de Wall Street se atribuyeron primas con el dinero del contribuyente por un valor total de 1.600 millones de dólares (1.200 millones de euros), afirma el informe del bautizado como zar de los salarios, Kenneth Feinberg, a quien Barack Obama encargó hace un año que supervisara los sueldos de los principales responsables de la banca.

No sólo es grave que las grandes entidades financieras, en el momento más dramático de la crisis, se premiaran a sí mismas con bonus injustificados en el 80% de los casos, afirma la investigación hecha pública hoy. Lo peor es que el Gobierno no puede hacer nada porque la mayoría de los bancos concernidos salieron hace meses del programa de ayuda pública (TARP, Troubled Asset Relief Program) que les hubiera acarreado el riesgo de llevarse algunas reprimendas por parte del Gobierno de Washington.

Las primas están injustificadas en el 80% de los casos inspeccionados

El propio Feinberg reconoció que tomar medidas a estas alturas podría resultar 'contraproducente' y desencadenar una serie de demandas legales por parte de las entidades financieras. También dijo que los bancos no habían violado propiamente dicho ninguna ley.

De hecho, el asunto ha quedado, en cierto modo, resuelto con la ambiciosa reforma financiera que Barack Obama firmó el pasado miércoles, al menos en lo que concierne al escaso margen de actuación de Washington.

La recién aprobada reforma impone nuevas reglas en la remuneración de los altos directivos. De esta forma, los accionistas tendrán derecho a un voto de opinión, aunque no será vinculante, sobre la forma en que se paga a los ejecutivos, tanto en sus sueldos como en los planes de pensiones acordados para su jubilación.

Lo peor es que el Gobierno de Obama no puede sancionar a las entidades

El informe que ha elaborado el departamento de Feinberg se centra en 17 entidades financieras. Entre ellas, figuran Goldman Sachs, JP Morgan Chase y Citigroup que, entre finales de 2008 y principios de 2009, cuando todavía no se veía el final de la recesión económica y los bancos dependían de la masiva aportación de capital público del TARP (el programa establecido en octubre de 2008 por el Gobierno de Bush), otorgaron generosas primas a sus altos directivos, algunas de más de diez millones de dólares (7,7 millones de euros).

Feinberg fue nombrado hace un año por Obama para controlar lo que podían cobrar los grandes ejecutivos de Wall Street, como Kenneth Lewis, consejero delegado de Bank of America, Vikram Pandit, su colega en Citigroup, o Fritz Henderson, responsable de General Motors, que dependían entonces de las ayudas del Ejecutivo de Washington.

El zar de los salarios ya ha dejado su puesto para ocuparse de otro tema delicado: repartir los 20.000 millones de dólares (15.500 millones de euros) del fondo de compensación de British Petroleum (BP) a las víctimas de la marea negra.

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