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Boris Vian veía el futuro con coches eléctricos

Medio siglo después de la muerte del artista, se publica un texto suyo sobre medio ambiente

GUILLAUME FOURMONT

Boris Vian fue novelista, dramaturgo, poeta, traductor, trompetista de jazz y otras muchas cosas. Tenía un diploma de ingeniería. Medio siglo después de su muerte, el 23 de junio de 1959, ya casi nada se esperaba del genio creativo del artista francés. Error: Vian también era un defensor del medio ambiente. En su último número, dedicado a la figura y la obra de Vian, la revista Histoires Littéraires publica Paris est dégueulasse (París es un asco), un texto inédito hasta la fecha en el que el escritor denuncia ¡ya en 1958! 'la falta de oxígeno, consumido por los coches'.

'Ya se sabe donde nace el aire de París. Nace en unos millones de cilindros alimentados con carburantes fétidos que corren en las calles, distribuidos por tubos de escape de esos vehículos ridículos llamados automóviles'. El texto arranca, claro, con una referencia poética, aunque pronto se pone serio. Boris Vian, quien siempre jugó con el sentido de las palabras para denunciar las injusticias y la guerra, establece un verdadero programa para 'salvar' la capital francesa y las ciudades.

La revista Histoires Littéraires encontró el texto en los archivos personales de François Caradec, escritor, biógrafo del poeta Lautréamont y amigo de Vian, fallecido el año pasado. París es un asco es un artículo que Vian había mandado al semanal LHeure de Paris, que rechazó publicarlo.

El escritor suelta su rabia contra 'esos millonarios alegres que organizan bailes venecianos'

Vian el ecologista veía el futuro con coches eléctricos. Tras arremeter contra los políticos de su época 'esos cretinos con traje que hablan en el Parlamento de la mejor manera de saquear Francia y que no tienen otra cosa que hacer que ocuparse de la gente; sólo les interesa el dinero y los privilegios', escribe propone soluciones 'constructivas'. La primera medida es prohibir en París y en todas las ciudades de más de 5.000 habitantes usar coches que no sean eléctricos. En la segunda, Vian considera obligatorio conservar al menos 20 metros cuadrados de espacio verde por persona.

El escritor suelta su rabia contra 'esos millonarios alegres que organizan bailes venecianos' y dejan a los niños 'jugar entre el barro y las cacas de los perros'. El tono se aleja de la irrisión que marca la inmensa mayoría de sus textos. Pero Boris Vian no puede esconderse mucho tiempo. En el último párrafo de su artículo, Vian avisa a quien le tome por un anarquista de que 'al autor le da igual el régimen en el que vive, mientras los hombres sean inteligentes. Pero está claro que por ahora, este régimen no existe'.

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