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El "Boss" hace vibrar a 36.000 personas en el estadio bilbaíno de San Mamés

EFE

Bruce Springsteen, acompañado por el mítico grupo, The E Street Band, ha hecho vibrar con sus canciones a las 36.000 personas reunidas esta noche en el estadio bilbaíno de San Mamés, en un concierto incluido en la gira mundial de promoción de su último disco, titulado "Working on a dream".

El "Boss" ha iniciado en Bilbao la parte española de su gira europea, que incluirá Benidorm (28 de julio), Sevilla (30 de julio), Valladolid (1 de agosto) y Santiago de Compostela (2 de agosto).

A las 22:00 horas, con treinta minutos de retraso, Springsteen ha salido al escenario con una camiseta negra bajo un chaleco del mismo color y sus inseparables tejanos.

Ha saludado en euskera con un "Kaixo Bilbao, pozik nago! -¡Hola Bilbao, estoy feliz!- a una audiencia heterogénea y entregada desde el primer momento.

El concierto ha comenzado enérgico con canciones como "Hungry Heart", la coreada "Badlands" o uno de los pocos temas del disco "Working on a dream" que ha incluido en el repertorio, "Outlaw Pete".

En un escenario parco, con dos pantallas gigantes en los laterales para que los más lejanos pudieran seguir el espectáculo y otra central en la que se han proyectado imágenes de desiertos, constelaciones y nubes, el "Boss" y su banda han dado paso a temas como "Working on the highway" y "Murder incorporated".

Desde los primeros compases, Springsteen no ha dejado de acercarse a las primeras filas para sentir de cerca a sus seguidores y, en uno de los momentos más aplaudidos de la noche, le ha prestado el micrófono a un niño que sin ninguna vergüenza ha cantado el estribillo de "Waiting on a sunny day" y después a subido al escenario para saludar junto a su ídolo.

El rockero de Nueva Yersey, que le ha pedido al público de Bilbao "liarla esta noche con música, espíritu y ruido", sabe cómo ganarse a la audiencia sin escatimar energía y con mucha simpatía.

Así, ha improvisado el repertorio al aceptar varias peticiones llegadas en carteles desde el público y, a gusto del respetable, ha interpretado "Santa Claus is coming to town" y la mítica "Thunder Road", esta última acompañado de su armónica.

El resto de los integrantes de la banda también ha brillado en la intensa noche de Bilbao, como Max Weinberg, en un segundo plano escénico, pero con su batería como exacta guía de la medida del tiempo.

Al igual que Clarence Clemous, alternando su saxofón con las percusiones o los coros, y los guitarristas Steve Van Zandt y Nils Lofgren, el primero compartiendo micrófono con el "Jefe" en varios estribillos, y el segundo concentrado en las melodías para arrancarle a su guitarra unos cuantos solos.

Durante las tres horas pasadas de concierto, en las que Springsteen, con sus 59 años, no ha dejado de moverse, también ha habido hueco para las geniales y celebradas "The river", "Promise land" y la eléctrica "Radio nowhere".

Cuando el reloj ha señalado medianoche, las luces se han encendido y los músicos se han retirado, pero sólo un par de minutos, para regresar al escenario con fuerza renovada y acometer la última parte de la actuación con una versión de "You never can tell", de Chuck Berry, y el tema "Dancing in the dark", en el que el rockero ha compartido pasos de baile con una incrédula seguidora.

Con una marchosa "Twist and shout" adaptada a "La bamba" ha finalizado una noche extraordinaria en la que 36.000 gargantas no han dejado de acompañar ni un instante a un siempre apasionado Springsteen, que se ha despedido de su público con un "¡Muchas gracias Bilbao, os queremos!".

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