La selección brasileña goleó hoy a la de México por 8-2 en la final y se alzó con su undécimo título de campeón del mundo de fútbol playa, en la arena de la playa de Copacabana de Río de Janeiro.

La selección mexicana, que disputaba su primer Copa del Mundo, saltó a la playa carioca con voluntad, y consiguió aguantar ocho minutos al empuje de los brasileños, que realizaron uno de sus mejores partidos en el torneo.

André marcó el primero para la "verdeamarilla" con un tiro raso, después de jugada que había iniciado Bruno.

Poco después, Bruno, el jugador más destacado de los suramericanos, marcó el segundo con un zurdazo cruzado, desde la banda izquierda, en el que nada pudo hacer el guardameta Estrada.

Benjamín hizo el tercero al convertir una falta muy próxima del área, que prácticamente estaba a la distancia de un penalti.

En el saque de centro siguiente, Villalobos marcó y redujo distancias para los mexicanos.

González tuvo la ocasión de acercarse, con un penalti, pero un magistral portero Mao voló y lo detuvo.

A partir de ahí, fue un monólogo brasileño.

Bruno marcó el cuarto, de lanzamiento de falta y también a balón parado, marcó Bruno pocos minutos después.

Para cerrar el segundo tiempo, Betinho hizo gol con un tiro cruzado, después de una espectacular triangulación en la que participaron todos los jugadores brasileños.

En el tercer tiempo, Brasil redujo el ritmo, pero aún así abrió más ventaja, con un penalti perfectamente ejecutado por André.

En el último minuto, Júnior Negao marcó el octavo de los brasileños y desató el delirio en las gradas de Copacabana.

Negao, a sus 42 años, es el único jugador presente en todas las Copas del Mundo disputadas hasta el momento.

Plata marcaría el 8-2 definitivo, en los últimos segundos, con un potente disparo que se coló por la escuadra.

Brasil sumó su undécima Copa del mundo, en trece ocasiones que se ha organizado el campeonato.

Tan sólo dos torneos se le escapó a la "canarinha", el de 2001, que se llevó Portugal, y la de 2005, que conquistó Francia.

En la final de consolación, Uruguay se alzó con la victoria ante Francia, en los penaltis, y conquistó el tercer puesto.

El partido acabó con empate 2-2 y con un dominio abrumador de los uruguayos, que, sin embargo, se vieron obligados a remontar en dos ocasiones.

Nada más comenzar el partido, Francia anotó por medio del capitán de los "bleus", Basquaise. A partir de ese momento, comenzó el asedio de los uruguayos, que acabaron empatando cinco minutos después con un tiro de Pampero.

Todavía en el primer período, Basquaise volvió a adelantar a Francia de tiro libre.

Uruguay no conseguiría remontar hasta el tercer tiempo, por el buen trabajo defensivo de los hombres de Eric Cantona. De nuevo fue Pampero el autor del gol, que fue definitivo.