Este artículo se publicó hace 15 años.
Los buitres españoles, desnutridos por ley
En 2002, la UE prohibió dejar carroña para las aves por las vacas locas
En 2002, la enfermedad de la encefalopatía espongiforme bovina, conocida como mal de las vacas locas, tuvo un efecto colateral en la fauna ibérica. Además de poner en cuarentena a la cabaña bovina, las rapaces vieron cómo los sitios donde se alimentaban se quedaban vacíos de la noche a la mañana.
Un reglamento de la Unión Europea prohibió, hace ahora siete años, que los cadáveres de animales, no sólo de vacas, permanecieran al aire libre en el lugar donde habían muerto o que se concentraran en los muladares o comederos habilitados para rapaces.
La restricción afectó a vacas, cerdos, ovejas, mulas, caballos y demás ganadería, a pesar de que ninguna otra especie que no fuera bovina había sido afectada por esta enfermedad, ni tampoco ningún ave rapaz.
Esta medida, adoptada como precaución para evitar un posible pero improbable contagio de vacas enfermas a otras especies ha tenido consecuencias para ganaderos y para la fauna. Los primeros tuvieron que contratar servicios de transporte para recoger los cadáveres y transportarlos hasta las plantas de incineración. En el caso de ganado estabulado la tarea es más sencilla, pero cuando la vaca de una ganadería extensiva muere en un monte alejado de las vías de comunicación, los trabajos se complican y el precio se encarece.
Seis rapaces sin alimentoLa segunda, la avifauna, se ha llevado la peor parte de la decisión comunitaria. Las afectadas son las seis rapaces carroñeras que habitan en España: buitre leonado (Gyps fulvus), buitre negro (Aegypius monachus), alimoche (Neophron percnopterus), quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), milano real (Milvus milvus) y milano negro (Milvus migrans).
La falta de disponibilidad de comida para estas rapaces carroñeras ha tenido como consecuencia una disminución de la tasa de reproducción con el nacimiento de menos pollos y una elevada mortandad de los polluelos nacidos, y un aumento del número de ingresos de aves desnutridas en los centros de atención a fauna salvaje, explica Ana Íñigo, responsable de Especies Amenazadas de SEO/BirdLife. En el conjunto de la Península no se ha observado un descenso en el número de rapaces carroñeras, pero sí puede que se perciba en la próxima generación, que ya padece un descenso de polluelos.
Europa estudia un nuevo reglamento que reabriría los muladaresTranscurridos siete años sin muertes de vacas por encefalopatía ni enfermedades de rapaces, la Comisión Europea estudia ahora un reglamento que levante la prohibiciónde dejar carroña al aire libre.
Para conocer sobre el terreno la situación de las carroñeras y poder legislar, un grupo de parlamentarios europeos, invitado por la Sociedad Española de Ornitología, ha visitado recientemente el Parque Natural de las Hoces del Duratón (Segovia), un paraje de acantilados esculpidos por el río, en los que habitan y crían 620 parejas de buitre leonado, una de las mayores colonias reproductoras de Europa, además de unas seis a ocho parejas de alimoche, una rapaz en peligro de extinción en España.
La falta de disponibilidad de comida para las rapaces carroñeras ha tenido como consecuencia una caída en el nacimiento de pollos y una elevada mortandad de los polluelos nacidosEl reglamento en estudio, que podría entrar en vigor el año que viene como muy pronto, contempla las condiciones en las que se podrán dejar los cadáveres, las zonas y cómo se debe vallar el muladar. Ana Íñigo apunta que ya se podría suministrar alimento en los muladares sólo de ovejas y cerdos, como se venía haciendo de forma tradicional en las Hoces del Duratón, y así se podrían recuperar las aves. SEO/BirdLife ha presentado a la Comisión las zonas más importantes para las rapaces, para que ahí se permita la alimentación controlada.
En la actualidad sólo quedan aves necrófagas en España, Grecia, Italia, Portugal y Francia, y desempeñan un papel importante en la naturaleza, ya que se hacen cargo de un residuo que desde 2002 ha habido que pagar para gestionar.
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