Este artículo se publicó hace 13 años.
BZE (Banco Zombi de España)
El Banco de España ha mirado a otro lado ante los problemas de las entidades financieras
Las crisis prueban que la ingeniería financiera no puede crear una perpetua prosperidad. Se requiere buen gobierno, en los niveles empresarial, financiero y social, para generar una estabilidad sostenible en el largo plazo. Todas las crisis deben ser resueltas por los gobiernos, y si no lo hacen satisfactoriamente, por el próximo gobierno", escribe Andrew Sheng, asesor jefe de la Comisión de Regulación Bancaria de China, en su libro From Asian To Global Financial Crisis (Desde la crisis asiática hasta la crisis global, actualmente en proceso de traducción).
Y en esas estamos: la resolución de la parte del león de la crisis de las entidades financieras españolas ha sido transferida del Gobierno de Zapatero al de Rajoy. De la época del gobernador Fernández Ordóñez, a la de, en principio, Fernández Ordóñez: su mandato vence en julio de 2012. Si el nuevo Gobierno respeta su permanencia, la resolución de una crisis bancaria largamente reprimida ocurrirá durante los seis meses de cohabitación Fernández Ordóñez-PP.
La gestión de la crisis comenzó con un evidente deseo de ir ganando tiempo. El Banco de España estimó que España sufriría un bache como resultado de la crisis financiera internacional. Los factores endógenos de la economía española (burbuja inmobiliaria y de crédito) fueron infravalorados quizá por autoengaño. Ya durante esta primera fase comenzó a gestarse una desconfianza exterior en la salud de bancos y cajas.
"Los acontecimientos en los mercados están a menudo fuera del control incluso de los mejores reguladores. Estos deben explicar con transparencia sus acciones, responsabilidad y comportamiento", apunta Sheng. Todo esto ha brillado por su ausencia en la gestión del Banco de España. Cuando se hizo patente que la esperanza de que la caída del precio de la vivienda tocarían suelo en un par de años era vana, se impulsó la concentración de las cajas. Este fenómeno de ilusión óptica (porque los activos dañados siguen sin salir de los balances) suscitó cierto apoyo exterior. Y así hemos ido tirando.
Pero en esta concentración, el Banco de España siguió mirando hacia otro lado. Tanto en la CAM como ahora con el Banco de Valencia y las entidades que formaron el banco malo de Bankia, los inspectores detectaron los problemas, los cuales no lograron animar a su cúpula a coger el toro por los cuernos.
El concepto de las cajas zombi, entidades con escaso patrimonio neto que tienen el respaldo de las autoridades, es de los años ochenta, a raíz de la quiebra de las cajas de ahorro en EEUU. Durante los años noventa se aplicó a los bancos japoneses. Y ahora se utiliza para designar a los bancos estadounidenses.
La creación del euro implicó ceder la política monetaria al BCE. Pero el comportamiento del Banco de España en esta crisis supone que su capacidad para velar por el sistema financiero español, una de las facultades que le quedaban, ha quedado tocada. Tenemos bancos zombi en el sentido financiero tradicional descrito. Y tenemos un Banco Zombi de España en la acepción popular de muerto viviente.
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