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Cae en Puerto Banús un broker que estafó 400 millones de dólares

Tzolov, ex directivo de Credit Suisse en Nueva York, huyó de EEUU en mayo

Ó. L. F.

'Ya sé por qué me estáis buscando'. Julian Tzolov, ex directivo de Credit Suisse en Nueva York acusado de estafar 400 millones de dólares (285 millones de euros) con hipotecas subprime, no opuso resistencia cuando los policías españoles lo detuvieron a primera hora de la tarde del miércoles en una gasolinera de Puerto Banús (Málaga). Ni él ni las tres personas de origen búlgaro, dos de ellos guardaespaldas, que le acompañaban a bordo del viejo Citröen Saxo con matrícula de Málaga con el que se movía por la Costa del Sol. Un discreto vehículo para pasar inadvertido que contrastaba con el llamativo reloj de oro macizo valorado en 150.000 dólares que el broker lucía.

Tzolov era uno de los fugitivos más buscados por el FBI después de que él y su socio Eric Butler defraudaran a grandes empresas en una estafa que iniciaron en 2004 y no se descubrió hasta el año pasado, tras el colapso hipotecario en Estados Unidos. Les prometían inversiones seguras, que luego desviaban a fondos de alto riesgo para embolsarse elevadas comisiones.

Detenido en septiembre de 2008 en EEUU, tras regresar de Bulgaria, la Justicia norteamericana había puesto a Tzolov en arresto domiciliario bajo vigilancia electrónica. Sin embargo, el pasado 9 de mayo consiguió burlar el control y desapareció. Un mes después, el FBI comunicaba a la Policía española sus sospechas de que el broker podía haberse refugiado en la Costa del Sol.

La localización de Tzolov, cuya fisonomía no había cambiado casi respecto a la fotografía que manejaban de él las autoridades estadounidenses, ha sido posible después de que agentes del Grupo de Localización de Fugitivos y de la UDYCO de la Costa del Sol peinasen las agencias inmobiliarias de la provincia de Málaga. Varios empleados de éstas reconocieron a Tzolov como el individuo que en las últimas semanas había acudido para preguntar por el alquiler o la compra de lujosas viviendas.

Esas visitas eran una de las escasas salidas que Tzolov hacía a la calle, según fuentes de la investigación. Fuertemente protegido, el broker cambiaba constantemente de domicilio. El único alarde que se permitía lo llevaba en la muñeca.

 

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