Este artículo se publicó hace 14 años.
Cae una red que hizo en un año compras millonarias con tarjetas falsificadas
Los Mossos d'Esquadra han desarticulado en Barcelona una red internacional dedicada a la falsificación de tarjetas de crédito, de la que al menos formaban parte unas 350 personas detenidas a lo largo del último año por hacer compras en Cataluña por un mínimo de un millón de euros.
En rueda de prensa, el jefe del área de delitos contra el patrimonio de los Mossos, Antoni Mariscal, ha subrayado la importancia y la complejidad de esta operación, que culminó la semana pasada con la detención de 25 personas, entre ellas los siete supuestos falsificadores, todos ellos de nacionalidad china, que ya han ingresado en prisión.
La red, con múltiples conexiones internacionales que ahora se están investigando a partir de la cuantiosa documentación intervenida, se dedicaba a falsificar tarjetas de crédito a partir de los datos bancarios que obtenía de forma fraudulenta.
La operación sigue abierta, porque aún se debe determinar precisamente como los falsificadores obtenían los datos bancarios, ya que no se descarta que los compraran a algún 'hacker' internacional o bien que la obtuvieran ellos por sus propios medios.
Pese a que aún no se ha podido cuantificar el volumen del dinero obtenido a través de este sofisticado sistema de copias de tarjetas, se calcula que podría ser millonario, como mínimo de un millón de euros.
En concreto, Mariscal ha explicado que los falsificadores utilizaban una extensa red de "pasadores" -en su mayoría también chinos- para que hicieran las compras, de los que al menos 350 fueron detenidos a lo largo del pasado año.
El responsable de los Mossos ha explicado que con las tarjetas falsificadas, los "pasadores" hacían al menos una compra, como mínimo por valor de 3.000 euros -en algunos casos llegaron a los 15.000 euros- de productos de valor que tenían una salida fácil en el mercado, como tabaco, joyas, ropa de marcas de lujo y ordenadores.
Una vez hechas las compras, destruían las tarjetas para evitar ser detectados. Además, cuando eran detenidos siempre seguían la misma pauta, ya que siempre se negaban a declarar ante la policía.
Los productos adquiridos con las tarjetas falsas los vendían aquí o en el extranjero, mientras que con el dinero obtenido se garantizaban su subsistencia en Cataluña y remitían importantes transferencias económicas a China.
Uno de los puntos que más ha complicado la investigación de la policía catalana ha sido determinar las conexiones internacionales de la red, ya que los datos bancarios podían perfectamente ser de una persona de cualquier país del mundo, y además en la tarjeta se podía incluir una identificación distinta, lo que dificultaba aún más detectar la estafa.
Tras una laboriosa investigación, los agentes de la policía catalana pudieron detener a la cúpula de la organización en Barcelona y, en un hecho poco habitual, dar un paso más allá y arrestar también a los falsificadores y no sólo a los "pasadores".
Una vez detenidos los principales implicados, los Mossos llevaron a cabo 16 registros en domicilios particulares y empresas -especialmente bazares chinos- de Barcelona y Girona, donde encontraron once máquinas para copiar, fabricar y falsificar tarjetas de crédito, treinta ordenadores portátiles con datos para falsificar tarjetas, impresoras, documentaciones falsas, 2.500 tarjetas bancarias falsificadas y varios productos adquiridos al parecer con tarjetas falsas, como ropa y joyas.
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