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Cae una red que introdujo en la UE a 3.500 ucranianos para su explotación

EFE

La Policía Nacional ha coordinado desde Málaga una operación internacional en la que ha desarticulado una organización dedicada al tráfico de ciudadanos ucranianos para su explotación laboral y sexual en distintos países de la Unión Europea, en los que habría introducido al menos a 3.500 personas.

El centro de coordinación internacional policial, integrado por los máximos responsables en la lucha contra las redes de inmigración ilegal y analistas de Europol, se estableció en la Comisaría de la Policía Nacional en Málaga y el judicial en la sede de los juzgados de dicha ciudad, donde se han encontrado varios "pisos-patera".

Según ha informado hoy la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, hasta el momento han sido detenidas 14 personas en España, 8 en Portugal, 6 en Hungría, 1 en Italia, 1 en Eslovaquia y 2 en Polonia, acusadas de delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, asociación ilícita y trata de personas para su explotación laboral y sexual.

Además de estos 32 detenidos, hay otras 38 personas identificadas a las que se imputan diversas infracciones penales, mientras que otras 33 han sido arrestadas por estancia irregular, 30 de ellas en España y 3 en Portugal.

En el dispositivo han participado más de 200 agentes de la Policía Nacional que se desplazaron a varios países europeos.

Las investigaciones se iniciaron en septiembre del pasado año cuando la Policía tuvo conocimiento de la existencia de una organización integrada por ucranianos que traficaban desde hacía cuatro años con personas.

El grupo criminal captaba a sus víctimas en Ucrania mediante anuncios en prensa, tarjetas de visita y por el "boca a boca" entre intermediarios, agencias de viajes o empresas de transporte de mercancías y viajeros para trabajar en la UE, especialmente en España y Portugal, en la economía sumergida o ejerciendo la prostitución.

La organización disponía para el traslado de los inmigrantes de una flota de furgonetas y minibuses que eran conducidos por ucranianos con permiso de residencia en España, Portugal y, en menor medida, en Italia y Francia.

La mayor parte de los inmigrantes transportados eran portadores de visados Schengen de corta duración con los que simulaban ser turistas y que eran expedidos por la legaciones diplomáticas de Polonia, Eslovaquia, República Checa y Hungría, a pesar de que no eran éstos sus destinos finales.

En otras ocasiones eran introducidos clandestinamente por la frontera de Eslovaquia mediante camiones de mercancías, en habitáculos previamente habilitados y disimulados entre la carga.

La organización engañaba a sus víctimas haciéndoles creer que con esos documentos podrían entrar en la Unión Europea y obtener, sin problemas, permisos de trabajo y residencia y, así, les cobraban por el viaje entre 2.500 y 3.000 euros.

Una vez llegados eran alojados en los denominados "pisos-patera", situados principalmente en Milán (Italia) y en Málaga (España).

Para asegurar el cobro de las cantidades estipuladas no dudaban en retenerles los pasaportes y documentos que portaban y, si era necesario, les mantenían encerrados en pisos de los que no podían salir hasta que recibían el dinero.

En España se han practicado cinco registros en Gerona, Valencia, Málaga y dos en Palma de Mallorca, mientras que los agentes portugueses han realizado otros nueve en su país y la policía italiana ha realizado uno más.

En los registros efectuados en España se han intervenido un arma corta de fuego real y una de fogueo, seis vehículos y un remolque, más de 16.000 euros en efectivo, dos ordenadores portátiles, teléfonos móviles y abundante documentación.

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