Los resultados de la primera caja y la tercera mayor entidad financiera española siguen aguantando pese a la crisis. La Caixa obtuvo un beneficio neto de 975 millones, un 8% menos que en el mismo período del año pasado. Este descenso se debe a las elevadas provisiones dedicadas para posibles impagos de créditos. En total, restó 1.130 millones de sus ganancias para esta finalidad. De ellos, 384 millones los dotó de forma voluntaria y los financió, en su mayor parte, con las plusvalías conseguidas con la venta del 1% de Telefónica. En todo caso, gracias a una operación realizada de forma paralela con opciones, la caja sigue manteniendo su poder de voto sobre el 5% del capital de la operadora.

Las fuertes dotaciones lastraron la buena evolución que tuvieron el resto de partidas de las cuentas. El margen de explotación, el que refleja la actividad puramente bancaria, creció un 23% hasta 1.975 millones, gracias al fuerte crecimiento de los ingresos (12,1%) y a la contención de los costes (2%). Parte del recorte de gastos de consecuencia de la política de cierre de oficinas acometida en el último año. La Caixa cuenta ahora con 5.365 sucursales, 216 menos.

Sin embargo, responsables de la entidad aseguraron ayer que el cierre de locales no ha implicado recortes de personal, ya que mayoritariamente ha reubicado a los trabajadores de las oficinas cerradas en otras cercanas que han seguido operativas.

Otro indicador de la evolución de la entidad dirigida por Joan María Nin está en la morosidad, que bajó en 0,2 puntos en el segundo trimestre, hasta situarse en el 3,38%. La cifra es muy superior al 0,55% de 2007 y al 2,48% de 2008, pero es notablemente inferior al 4,5% de la media del sector de cajas en mayo.

La entidad catalana destacó ayer también su cómoda posición de liquidez, que se sitúa en 22.475 millones, por el crecimiento equilibrado del balance y 'la activa gestión de las fuentes de financiación', aseguró.