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Cameron sale victorioso del tercer y último debate antes de las elecciones

EFE

El candidato conservador, David Cameron, se proclamó hoy ganador del tercer y último debate televisado antes de las elecciones generales del 6 de mayo en el Reino Unido, que se centró sobre todo en la economía.

Según una encuesta de YouGov para "The Sun", el líder "tory" se adjudicó un triunfo decisivo al obtener el 41 por ciento del apoyo, frente al 32 por ciento que vio como ganador al liberal demócrata Nick Clegg y el 25 por ciento que estuvo con el actual primer ministro, el laborista Gordon Brown.

Otro sondeo, de ComRes para la cadena ITV, no dio resultados tan concluyentes: un 35 por ciento de los encuestados vieron a Cameron como vencedor, un 33 por ciento a Clegg y un 26 por ciento a Brown, con lo que la formación gobernante queda oficialmente relegada a la cola de las encuestas.

Los candidatos de los tres principales partidos británicos se lanzaron hoy al ataque para sacar rédito del último debate antes de los comicios, que, según coincidieron los comentaristas, fue el más vivo y apasionado.

Por primera vez, los líderes se vieron obligados a mostrar sus cartas en asuntos tan delicados como los recortes necesarios para atajar el enorme déficit estatal, cifrado en 167.000 millones de libras (193.000 millones de euros) para este ejercicio fiscal.

Brown y Cameron se enzarzaron precisamente en ese tema, mientras que el liberal demócrata Nick Clegg tuvo que esforzarse en este caso para que le dejaran intervenir.

Brown acusó a Cameron de amenazar la recuperación económica con su plan de recortar 6.000 millones de libras más (7.000 millones de euros) del sector público, medida con la que los "tories" pretenden compensar (financieramente) la anulación de la subida prevista por los laboristas de la cotización a la Seguridad Social.

Éste tema se ha convertido en caballo de batalla electoral después de que los principales empresarios del Reino Unido apoyaran la estrategia conservadora de recortar el gasto en lugar de subir el impuesto, al tiempo que 108 economistas han respaldado la opción del partido gobernante de no empezar a aplicar recortes drásticos hasta que la recuperación se haya consolidado.

Brown mostró su cara más agresiva en un tema en que se siente cómodo y seguro -la economía-, aunque no logró que Cameron perdiera su fría compostura, ni siquiera cuando le acusó de querer favorecer a los ricos con su plan de congelar el impuesto sobre las herencias.

Clegg propuso sin mucho éxito que se creara, ganara quien ganase las próximas elecciones, un Consejo para la estabilidad financiera, en el que participarían los tres partidos parlamentarios, el Banco de Inglaterra y la Autoridad de Servicios Financieros (FSA).

En cuanto a los bancos -otro asunto espinoso-, Cameron propuso un impuesto unilateral, Brown abogó por una tasa consensuada con el G20 y Clegg abogó directamente por abolir el cobro de primas por parte de los banqueros.

Cameron hizo cambiar de rumbo el debate más de una vez para atacar a Clegg -su contrincante más cercano desde que aumentara su popularidad una media del 10% después del primer debate televisado- en dos asuntos controvertidos en el Reino Unido: Europa y la inmigración.

"Garantizo que nunca nos uniremos al euro", espetó el líder "tory" nada más empezar el intercambio, para acusar después a Clegg de querer adoptar la moneda, a lo que éste matizó que sólo apoyaría la adopción de la divisa europea si se dieran las condiciones adecuadas y previo referendo.

Cameron -y a su vez Brown- también arremetió contra el liberal demócrata por su plan de conceder una amnistía para regularizar la situación de cerca de un millón de inmigrantes que están ilegalmente en el Reino Unido.

Enarbolando sus credenciales conservadoras, el líder "tory" prometió restringir la inmigración procedente de los nuevos países de la UE y detener la, en su opinión "excesiva", extracomunitaria, a tras lo que Clegg le recordó que el 80 por ciento de los inmigrantes a Gran Bretaña son europeos.

Brown subrayó las medidas laboristas para contener la inmigración -como la creación de un sistema de puntos para limitar la entrada de trabajadores no cualificados-, en un intento de zanjar un asunto que el miércoles le supuso problemas, cuando se enfrentó a una mujer que se quejaba de la "manada de inmigrantes de Europa del Este".

Ya al principio del debate el jefe del Gobierno concedió que se equivocaba en algunas cosas -como en esa ocasión, cuando tildó a la anciana de "intolerante" cuando aún tenía el micro puesto-, si bien matizó que lo que sí sabe hacer es "dirigir la economía".

El primer debate de esta campaña, y en la historia del país, tuvo lugar el 15 de abril en la cadena ITV, con una audiencia de casi 10 millones de personas, y resultó ganador, contra todo pronóstico, Nick Clegg, cuya popularidad se disparó en los sondeos hasta igualarse con el Partido Laborista.

El segundo, celebrado el 22 de abril en Sky, con una audiencia de 4 millones, acabó sin un claro vencedor.

En este tercero, en el que Cameron cogió ventaja, los tres líderes quisieron subrayar su mensaje al electorado: Brown alertó del peligro de ceder la gestión de la crisis a sus dos "inexpertos" rivales, Cameron pidió el voto por el cambio hacia un país mejor en el que tengan prioridad las familias, y Clegg advirtió a los votantes de que decidan según "su instinto", sin dejarse asustar por mensajes de que la verdadera renovación no es posible.

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