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Caminata por las raíces del corazón de Europa

Una ruta por la capital de Bélgica al margen de las instituciones de la UE

VANESSA PI

De Bruselas se dice que es una ciudad gris. En efecto, quien visite la capital administrativa de la Unión Europea no debe esperar una ciudad soleada ni con una personalidad arrolladora. A cambio, Bruselas es como una maqueta de la Unión Europea. Multicultural. Los belgas sólo son una minoría entre el millón de personas que la habitan.

Más allá de la ruta por los bastiones de la UE, la más promocionada, la ciudad muestra su esencia a través de la joven historia del país del que es capital. Esa es la visita que aconseja María Luisa Ruiz de Arbulo, ingeniera de Telecomunicación de 29 años que en 2006 fue a estudiar un año a Bruselas con una beca Erasmus y se quedó. Hoy trabaja en Lovaina, a 20 minutos, en un centro tecnológico.

Apunte breve antes de empezar el paseo: Bélgica no se fundó como país independiente hasta 1830 y un año más tarde se coronó a su primer rey, Leopoldo I. Cuando su hijo Leopoldo II le sucedió, se propuso hacer de Bruselas un segundo París. La ruta de un día que propone María Luisa recorre el esplendor de esa época. No hay que olvidar el calzado cómodo.

El punto de partida es el Parque del Cincuentenario, con las arcadas que se construyeron para conmemorar el 50 aniversario de la independencia del país. Visto su jardín, hay que coger la rue (calle, en francés) de la Loi, que atraviesa el Quartier Leopold o barrio europeo. Al llegar al Ring, el anillo que rodea el centro de la ciudad, hay que dirigirse al norte, dirección a Botanique, los antiguos jardines botánicos. Se puede visitar el jardín exterior y el edificio de los invernaderos, que se ha convertido en un centro cultural donde se organizan exposiciones y conciertos.

De Botanique hay que caminar hacia el parque de Bruselas por la rue Royale. El Palacio Real preside el parque de Bruselas. Antiguamente, esta era la residencia oficial de los reyes. Hoy en día, el rey sólo lo usa para recepciones y actos oficiales. Abre del 26 de julio al 11 de septiembre y la entrada es gratuita.

María Luisa aconseja continuar el paseo por la rue de la Regence, 'muy recomendada por sus edificios', hasta llegar a la iglesia de Notre Dame du Grand Sablon, junto a la plaza del mismo nombre. Es la hora de comer y la plaza está repleta de cervecerías, chocolaterías y lugares para comer y degustar la variedad de cervezas belgas.

Qué mejor forma de quemar calorías que retomar el paseo por la rue de la Regence, hasta llegar al Palacio de Justicia. A la salida, María Luisa aconseja detenerse ante 'una de las mejores vistas de Bruselas': la torre del Ayuntamiento, la basílica de Koekelberg, la iglesia Notre Dame de Laeken, la zona de negocios cerca de la Gare du Nord e 'incluso, si el cielo está despejado, el famoso Atomium'.

A la última parada de la ruta se llega en metro. Hay que cogerlo en Louise y bajar en la estación de Heysel. Cuesta dos euros. El destino es el parque de Leaken, donde están los invernaderos del mismo nombre, uno de los mayores monumentos de Bélgica. En el mismo entorno está la torre japonesa y el pabellón chino, construidos para la Exposición Universal de Bruselas.

El paseo ha llegado a su fin. Es hora de volver al centro para cenar en la zona del mercado de Saint Gery, frente a la Bolsa. María Luisa recomienda el restaurante Fin du Siècle (rue de Chartrie, 9). 'Comida belga a buen precio y gente de todas las edades', justifica. Después, aconseja visitar el pub Delirium Tremens. Tiene el récord Guinness por ser el bar con más cervezas del mundo.

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