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Canciones con bálsamo contra un mundo alocado

Jabier Muguruza publica 'Taxirik ez', un disco desde la delicadeza y el susurro

JESÚS MIGUEL MARCOS

Jabier Muguruza quiere decir, sobre todo, la verdad. Así lo dice, refiriéndose, claro, a 'su' verdad. Habrá escépticos que desdeñarán esta actitud tildándola de ilusoria, de autoengaño, de falsa. Él, sin embargo, no huye y apuesta. Sus discos, diez ya en su etapa de cantautor, reflejan lo que él es: delicado frente a agresivo, susurrante frente a vociferante, tranquilo frente a nervioso. No encaja en este mundo acelerado, pero tiene fuerza para hacerse dueño de su propio tiempo. 'Cuando me dicen que mis canciones tienen un efecto balsámico, me gusta. Me interesa vivir de acuerdo con nuestro ritmo interior y no tan presionados por lo que nos rodea', sostiene el músico.

Su décimo disco se llama Taxirik ez (No hay taxis), porque sabe que hay determinados trayectos que ningún chófer va a recorrer contigo, 'que vas a tener que luchar tú y vas a tener que hacerlo solo'. La lucha de Muguruza es casi silenciosa, como esta decena de canciones de autor, mecidas por instrumentos frágiles y atravesadas por su voz, en euskera, opaca y en primer plano. Fácil es que este disco pase desapercibido. 'Es un riesgo real. Es difícil que este tipo de propuestas tenga su altavoz. Por un lado está ese riesgo, pero por otro lado, tan fuerte es el ruido de ahí fuera, que es posible que la gente busque otro tipo de propuestas', indica Muguruza.

La lucha de Muguruza es casi silenciosa, como esta decena de canciones de autor

Se puede ver la discografía de Jabier Muguruza como un retrato del músico. Lo que es él, o mejor, lo que no es. Y sirva de ejemplo este mini-manifiesto con el que intenta definirse: 'No soy de blanco y negro, no soy de proclamas, no soy de épicas, no soy de enfatizar las cosas, soy más de matices. No soy amante de lo evidente, no soy amante de lo que no hay que masticar, de lo que no hay que pensar varias veces. No soy amante de lo que no tiene en cuenta lo que hay por aquí (y se da dos golpes en la parte de atrás de la cabeza), de lo inconsciente'.

Como de costumbre, Muguruza ha reunido en Taxirik ez a su habitual grupo de poetas colaboradores: Bernardo Atxaga, Iñaki Irazu, Harkaitz Cano y Gerardo Markuleta, entre otros. 'Para este disco hemos trabajado de forma diferente. En otros álbumes musicaba sus poemas, pero en este yo quería un estribillo y que el peso fuera menor, porque el poema tiene más peso. Por eso hemos tenido más conversaciones previas y a alguno le he tenido que apretar un poco las tuercas', confiesa.

Recuerda Muguruza el espíritu de Mikel Laboa cuando habla de la libertad del cantautor, para luego hacer balance de la relación de música y política en el País Vasco: 'Ha habido un alejamiento general de la política de los políticos. Y no sólo por parte de los músicos, sino también de la sociedad. Estamos muy cansados, especialmente tras la ruptura de la última tregua. Fue como si se nos cayese una mole encima. Algunos tenemos la impresión de que sabemos bastante poco, de que el tablero está en penumbra', concluye.

 

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