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Dos cargos del Gobierno francés se enzarzan por el plan para las barriadas

El proyecto estelar de Sarkozy para reducir la conflictividad social no termina de arrancar.

ANDrÉS PÉREZ

La ministra francesa de Asuntos Urbanos, Christine Boutin, y su viceministra, Fadela Amara, se enfrentaron ayer públicamente durante un acto celebrado en una periferia popular de Lyon, al airear sus divergencias sobre el prometido y retrasado Plan Marshall para las Barriadas. El proyecto debía ser la medida estelar de la presidencia de Nicolas Sarkozy y empieza a convertirse en su principal motivo de vergüenza.

Fadela Amara, una de las ministras de la llamada apertura a la izquierda, de origen magrebí y ex edil socialista, anunció en la ciudad lyonesa de Vaulx-en-Velin su proyecto para desbloquear 1.000 millones de euros de fondos públicos para la Banlieue, los arrabales más desfavorecidos, en los próximos tres años. Irán destinados, según su proyecto, a unos cincuenta barrios ultrasensibles. Suburbios donde el paro endémico, el fracaso escolar, la inseguridad y las malas maneras de la Policía se ceban desde hace tres décadas en una población mayoritariamente de origen extraeuropeo.

Vaulx-en-Velin fue hace un cuarto de siglo uno de las primeras barriadas francesas en protagonizar una revuelta similar a las que ahora invaden periódicamente las pantallas de televisión de todo el planeta. Amara dijo que esos fondos son necesarios para crear transportes públicos, 45.000 empleos y dispositivos de formación allí donde no hay y donde, según sus palabras, 'la tensión está a flor de piel, y nos puede llevar a una situación muy delicada', especialmente si se confirma una recesión económica mundial.

Lo contaba Amara con la presencia de la testaruda ministra Christine Buttin, líder del ala católico-social y homófoba del sarkozysmo, que no cree en la necesidad de un nuevo plan específico para la Banlieue financiado con fondos públicos, como los ocho precedentes habidos desde 1984. Boutin es partidaria de una única política nacional sin distinción de territorios y argumenta para ello que lo que hace falta es apretar el cinturón y controlar a las asociaciones de barrio que gestionan presupuestos públicos para acciones de solidaridad, animación juvenil, formación y empleo.

El presidente Nicolas Sarkozy, que ha tenido que retrasar por tercera vez la presentación de un plan que muchas asociaciones califican ya como 'papel mojado', asegura ahora que efectuará su lanzamiento oficial el 8 de febrero próximo en un lugar, de momento, sin especificar. Anteanoche, Sarkozy efectuó un breve desplazamiento a Sartrouville, una barriada del suroeste de la aglomeración parisina. Fue mucho más discreto de lo que acostumbra. Sobre todo porque evitó la barriada caliente de la Cité des Indes y prefirió ir a una comisaría. El acto concluyó sin incidentes.

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