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Carlos Ocaña: "Van a ser necesarios sacrificios importantes"

Entrevista al secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos

P. GONZÁLEZ

 Los mercados, analistas y organismos internacionales urgen al Gobierno a que presente un plan de ajuste, de cara a lograr un déficit público del 3% en el horizonte de 2013, frente al 11,2% actual. El secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña (Madrid, 1959), defiende que el Gobierno debe seguir el calendario marcado y no intentar dar respuestas en el corto plazo. Este mes se presentará ese plan de ajuste, del que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero dará algún detalle la próxima semana y que va a obligar al Ejecutivo a apretarse el cinturón.

'Es necesario que las comunidades autónomas hagan su parte'

Los ataques de los especuladores, la tensión en los mercados financieros por la crisis de Grecia, los informes y las valoraciones sobre la situación española y los temores de contagio ¿añaden más presión a los planes del Gobierno?

Es indudable que la inestabilidad en los mercados de estos días no es buena. Sin embargo, esta no va a variar la percepción del Gobierno sobre lo que hay que hacer; que es concretar el camino que ya se ha trazado y que tiene tres elementos fundamentales. El primero es el Plan de Austeridad, de reducción del gasto público, que se presentará este mes. En él estarán contenidas las medidas concretas que se van a aplicar a lo largo de estos tres años. En segundo lugar, hay que avanzar todo lo deprisa que se pueda en la reordenación del sector financiero y, en particular, en la de las cajas de ahorros. El tercer elemento es el impulso de las reformas, especialmente la del mercado de trabajo.

Hay muchos comentarios señalando, precisamente, la falta de concreción de los planes españoles, y se duda que se pueda llegar a reducir el déficit hasta el 3%. ¿Cuáles son sus argumentos para convencer al mercado y a los analistas?

'El sector público tendrá que vivir con menos recursos que en el pasado'

El argumento es la concreción misma del plan, que tendremos sobre la mesa en breve. Desde enero, cuando se presentó la actualización del Programa de Estabilidad y Crecimiento, venimos recordando que España tiene unos compromisos de consolidación fiscal y que estos tienen un calendario fijo. Es ese calendario el que analistas y organismos internacionales tendrán que tener en cuenta para ver si vamos cumpliendo esos plazos. En los últimos días, con esta inestabilidad en los mercados, había quien planteaba que quizá deberíamos acelerar la adopción de estas medidas. Lo que tenemos que hacer es cumplir los plazos establecidos y que las medidas que adoptemos sean las adecuadas. Esto es mucho más importante que intentar dar respuestas en el corto plazo. ¿Que van a ser necesarios sacrificios? Seguro. Sacrificios importantes, que nos obligarán a apretarnos el cinturón. El sector público tendrá que vivir con menos recursos que en el pasado más inmediato, sin duda. Hacerlo requiere sobre todo voluntad política y el Gobierno la tiene. Estamos sometiendo a examen todo el gasto público y buscando fórmulas para reducir el déficit. Algunas medidas serán duras, difíciles, pero se pueden adoptar. Aun así, seguirá habiendo un Estado fuerte y una financiación suficiente para los servicios públicos.

Dice que se trata, sobre todo, de una cuestión de voluntad política. ¿Esperan encontrar esa voluntad en otras administraciones?

Sí, sin duda hace falta que las comunidades autónomas hagan su parte. Se está trabajando en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera y estamos elaborando propuestas para reducir los gastos de personal, de sanidad y otros. En general, la actitud que nos estamos encontrando es de colaboración. Las autonomías están tan interesadas como nosotros en volver a una senda financiera más equilibrada. Pero también pienso en la voluntad de los agentes sociales. Además del déficit, tenemos el problema del desempleo. Hace falta que empresarios y sindicatos perciban que la situación es excepcionalmente complicada y que requiere medidas también excepcionales de ajuste. Si conseguimos poner en marcha todo esto, en un periodo de pocos años nos recuperaremos; si no lo hacemos, tendremos un problema. De manera que no hay opción.

¿Y esos sacrificios cómo afectarán a los funcionarios?

La postura del Gobierno está clara: tenemos un compromiso cuantitativo, que es reducir en un 4% el gasto asociado a los salarios públicos, que ahora ronda los 125.000 millones para todas las administraciones. Estamos hablando con las comunidades autónomas sobre cómo poner en marcha ese compromiso.

En este análisis para la reducción del gasto, ¿está habiendo tensiones con los otros ministerios?

El Gobierno tiene una estructura jerarquizada y, al final, las decisiones del presidente y del Consejo de Ministros son las que todos tenemos que cumplir. Por supuesto, es duro para los ministerios encontrarse con un escenario de menos gasto. Es natural que así sea, pero eso no es ningún problema.

¿Habrá medidas nuevas en el plan de austeridad?

En ese plan lo que vamos a hacer es concretar lo que ya hemos anunciado. Por tanto, claro, va a haber medidas nuevas, no aplicadas hasta ahora, lo que no habrá será medidas inesperadas.

Entonces, no podemos esperar un recorte del sueldo de los funcionarios, ni la desaparición de uno o más ministerios, ni subidas de impuestos, ni otro recorte del gasto para este año como el aprobado en febrero.

En materia de impuestos, dada la situación económica que tenemos, nos parece que ha sido muy acertado tanto el ajuste que hemos hecho en el IRPF, con la eliminación parcial de la deducción de 400 euros, como la subida del IVA. Y no hay nada más en el cajón preparado para salir. Por el lado del gasto, no contemplamos ir más allá de lo previsto en el Plan de Austeridad, que de por sí ya es tremendamente exigente. Es importante subrayar que el compromiso del Gobierno es con los resultados de reducción del déficit y que, sí, estamos preparados para hacer lo que haya que hacer para que se alcance ese objetivo del 3% en 2013.

De momento, el plan de reestructuración del sector público, con la eliminación de altos cargos y de empresas públicas, no ha sido muy bien recibido, y se ha criticado el escaso ahorro que supone (16 millones).

En lo que se refiere al Plan de Racionalización del Sector Público Empresarial, que es en el que hemos trabajado más directamente, hemos dicho desde el primer momento que, más que el ahorro directo, lo que estábamos buscando era consolidar el sector y mejorar su eficiencia. Con la reducción de altos cargos la cuestión es similar. Dado el tamaño del gasto público en un país moderno como España, el impacto de reducir en uno o en cien el número de altos cargos siempre será pequeño en términos relativos. Eso no quiere decir que no sean medidas importantes.

¿Siguen pensando que la subida del IVA es acertada?

Los datos que estamos viendo nos confirman que fue una decisión razonable y acertada. Fue una buena señal que España, de motu proprio, en un contexto más tranquilo y no forzado por circunstancias externas, adoptara esa medida. Los meses que llevamos de 2010 confirman que el consumo se está recuperando de manera notable, aunque no esté todavía a niveles normales, lo que nos hace pensar que la decisión fue también acertada respecto al momento de su puesta en marcha, esto es, a partir del próximo 1 de julio. Finalmente, entendemos que es una señal firme del compromiso de España con la consolidación fiscal, aun a costa de adoptar medidas impopulares, como puede ser subir el IVA.

¿Y cómo va la recaudación de impuestos hasta abril?

De momento, sólo disponemos de las grandes cifras de abril. La visión general es que se están cumpliendo las previsiones y que se confirma la tendencia al alza en los ingresos iniciada en marzo, cuando tuvimos el primer incremento de recaudación después de dos años. Para el conjunto del año, esperamos una mejora de la recaudación, consecuencia en parte de las decisiones normativas que hemos tomado en el IRPF y en el IVA. Esas previsiones se están cumpliendo, lo que nos hace pensar que la previsión de déficit para este año se va a cumplir.

Los datos de la ejecución del Presupuesto de 2010 del primer trimestre muestran un importante crecimiento del capítulo de personal, que contradice de alguna manera la austeridad que se predica. ¿Qué está pasando?

Los gastos de personal han crecido, efectivamente, en el entorno del 3%. Más de dos terceras partes de esa evolución del gasto se explican por el incremento de personal, en los cuerpos policiales, las Fuerzas Armadas y, algo menos, en la Administración de Justicia. Son incrementos decididos hace más de un año aunque se produzcan ahora las incorporaciones. Las retribuciones de los empleados públicos han subido este año un 0,3%, aunque también existen determinados deslizamientos e inercias relacionadas con promociones profesionales, antigüedad, que hacen que la partida que mide estos salarios crezca algo por encima de ese porcentaje.

¿Dentro del plan de austeridad se incluirá el techo de gasto del Presupuesto para 2011?

Son dos cosas distintas que, probablemente, coincidan en el tiempo.

¿Y teme algún susto, o algún problema, en la tramitación parlamentaria del techo de gasto y de los próximos Presupuestos?

Me cuesta imaginar que los grupos políticos no apoyen una política de gasto que todo lo que hace es concretar nuestro Plan de Austeridad, nuestro compromiso con la Unión Europea de reducir el déficit público. No hacerlo sería una irresponsabilidad de tal calibre que sencillamente no me la imagino. Por supuesto, hay distintas sensibilidades y planteamientos en los grupos políticos; pero ese objetivo de reducir en tres años el déficit al 3% creo que nadie lo puede poner en duda.

Uno de los cambios que se ha producido ahora es el del director general de la Agencia Tributaria. ¿Cuál ha sido la causa? ¿No ha sido poco acertado cambiar a pocos días del comienzo de la Campaña de la Renta?

Luis Pedroche ha realizado un excelente trabajo, como lo demuestra que este equipo sea el que más tiempo ha permanecido en la dirección de la Agencia Tributaria en toda su historia. Hemos vivido seis años de continuidad en la gestión, pero también es normal que los equipos gestores se renueven. Respecto al momento, la Campaña de Renta ya estaba lanzada y ya se había finalizado el trabajo más complejo, que es todo lo que tiene que ver con la elaboración del programa PADRE y de los borradores.

¿El cambio de director supone algún otro cambio en el rumbo o en la gestión de la Agencia Tributaria?

No. No hay ningún cambio esencial, simplemente se quiere dar un nuevo impulso. El nuevo director, Juan Manuel López Carbajo, es un hombre de la casa, con una larga experiencia. En lo básico, va a haber continuidad. Insisto, no hay más lectura que la renovación normal de los equipos.

¿No necesita más medios? ¿Hace falta más personal y más recursos en la agencia?

Si analizamos la evolución de los recursos humanos de la agencia, habría que retroceder hasta el momento de su creación, a comienzos de los noventa, para encontrar aumentos de plantilla tan importantes como los que ha habido en los últimos años. No me parece que la dotación de recursos humanos sea un problema importante en estos momentos. ¿Quiere decir esto que no hay retos por delante? Por supuesto que los hay. La agencia ha sido referente de modernidad e innovación tecnológica en el sector publico. Eso el ciudadano lo ha percibido en su declaración de la renta, gracias a iniciativas como el programa PADRE o los borradores, que han funcionado extraordinariamente bien. También la persecución del fraude necesita cada vez más tecnología, más informática. Cuando se compara lo que hace la Agencia Tributaria con lo que se está haciendo en otros países, vemos que la Administración española está a la vanguardia. Para que eso siga siendo así, hace falta un esfuerzo y ese es un reto que deberemos afrontar en los próximos años.

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