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Unas carmelitas venden un convento del XVII para que evitar que les embarguen

EFE

Una comunidad de Carmelitas Descalzas ha pedido desesperadamente ayuda para vender su antigua residencia, un monasterio del siglo XVII en Medina de Rioseco, con el fin de obtener fondos para evitar el embargo del convento en el que ahora viven en Valladolid, ha confirmado hoy a Efe la priora, Olga María del Redentor.

La priora ha asegurado que su comunidad, integrada por 18 monjas, subsiste gracias a la venta de formas y a la caridad pública y ha asegurado que se encuentra en una "situación límite", al borde del embargo, si en breve no afronta el pago de la hipoteca de su actual residencia, el monasterio del Corazón de Jesús y San José.

Las dieciocho religiosas, con edades comprendidas entre los 23 y 85 años, cerraron en junio de 2005 el antiguo convento de San José en Medina de Rioseco (Valladolid), del siglo XVII, debido a las deficientes condiciones de habitabilidad, con humedades y amenazas parciales de ruina a las que no podían hacer frente económicamente.

Confiadas en la inmediata venta de ese antiguo cenobio, la comunidad adquirió en Valladolid su actual residencia, un pequeño convento que perteneció a las Madres Reparadoras y cuya hipoteca no ha podido amortizar debido a que, cuatro años después, aún no han encontrado un comprador para el primitivo.

"Nos encontramos ya al borde del embargo y no sabemos qué hacer. Hasta ahora hemos salido adelante porque diversas personas nos han ayudado y porque el Banco ha sido benevolente concediéndonos una serie de periodos de carencia, aunque siempre hemos tenido que abonar intereses y así seguimos", asegura la priora en una carta de súplica fechada el pasado 25 de marzo.

En su misiva, que circula por la red, la joven priora -nacida en Bilbao hace 38 años- constata la urgente necesidad de vender el monasterio de Medina de Rioseco "para poder amortizar la mayor parte del crédito hipotecario", e informa de la existencia de una cuenta corriente donde poder recibir limosnas.

La cuenta, domiciliada en una oficina del BBVA en Pozuelo de Alarcón (Madrid), les permitirá recibir una ayuda que "por pequeña e insignificante que pueda parecer, para nosotras siempre será mucho", añade el texto.

En declaraciones a la Agencia Efe, la priora se ha hecho eco de lo que ha denominado una "situación límite" y recordado que el Arzobispado de Valladolid, del cual dependen jurídicamente, no puede contribuir económicamente a resolver el problema, aunque sí ha prestado asesoramiento a las monjas.

El convento objeto de venta se encuentra en el casco urbano de Medina de Rioseco, data de comienzos del siglo XVII y su arquitectura es el prototipo de los monasterios carmelitas que en Castilla se levantaron a raíz del proceso reformista emprendido por Santa Teresa de Jesús mediado el siglo XVI.

Cuenta con una capilla adosada y una amplia huerta hasta sumar un total de 10.000 metros cuadrados, aunque las tallas devocionales que contenía ha sido cedidas por un periodo de cincuenta años y de forma gratuita al Ayuntamiento de Medina de Rioseco, quien se ha encargado de su custodia.

Las obras, entre ellas un cristo de marfil procedente de Filipinas (hacia 1650) y un San José de manufactura napolitana (Siglo XVIII), "pertenecen a las monjas, no a la población, y han tenido la delicadeza de cederlas y además de forma desinteresada, por lo que se debería ayudarlas por otra parte, a modo de contraprestación", ha explicado a Efe por su parte el abogado Luis de la Peña, que a título particular asesora a las monjas.

"No me parece algo normal. Si ellas tuvieran superávit y vivieran holgadamente, esa cesión gratuita sería lo lógico, pero no cuando se encuentran en esta situación, donde todo el mundo tiene que arrimar el hombro y los primeros en Medina de Rioseco", ha añadido De la Peña.

Por extensión, ha apuntado a las instituciones provincial, autonómica y de ámbito nacional como corresponsables.

Este abogado ha criticado también el maltrato que padecieron las monjas cuando cerraron su residencia en Medina de Rioseco y recogieron "todas sus cosas", incluidas las obras de arte, "sin mala fe, ni con intención de lucro, no con afán de llevarse nada, sino de custodiar lo que era suyo. Y ahora, después de cederlas, viven de la comida que mensualmente reciben de caridad".

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