Este artículo se publicó hace 16 años.
Carmelo Gómez asegura que no hay que ser estrella, sino actor
El actor Carmelo Gómez ha denunciado hoy en Pamplona que se están transmitiendo "mensajes contradictorios" a los jóvenes y en este sentido ha dicho a quienes quieren iniciarse en el mundo de la interpretación que "uno no tiene que ser estrella, tiene que ser actor".
Éstas son algunas de las reflexiones que Gómez, quien se ha definido como un "aprendiz de pedagogo", ha trasladado a los jóvenes con los que se ha reunido en la Escuela Navarra de Teatro dentro del ciclo " Otras miradas, otras escenas".
Previamente, en una rueda de prensa, el actor ha incidido en la necesidad de transmitir mensajes claros a los jóvenes en estos "momentos de convulsión y confusión", ya que, según ha dicho, los medios de comunicación "están entrando en un proceso de masificación o generalización de ideas", en el que "todo lo que implica el más mínimo esfuerzo es rechazado".
En este contexto ha sostenido que la profesión de actor "no se elige porque quiero ser famoso, sino porque quiero un compromiso", y, aunque ha reconocido que el "actor siempre tiene algo de ego" y que "la fama es un imán poderoso que atrae", ha incidido en que hay que ser actor por "un compromiso con la verdad".
En opinión de Gómez, "las razones por las que uno es actor no son las mismas que por las que continúa siéndolo" y en este sentido ha apuntado que "al principio uno es joven y tiene el ímpetu del magnetismo que tiene el mundo de los famosos, la fama, el no pasar desapercibido, ser portada o ser reconocido por la calle".
Sin embargo, para este actor "todo eso al final no sirve para nada, es una pesadez, lo realmente interesante es subirse a un escenario y cuando se apaga y se hace oscuro el patio de butacas ahí es donde se encienden todas las luces por las que tú realmente eres actor".
Gómez se ha referido también a la "crisis" que, en su opinión, afecta al cine, del que ha dicho que "lo tiene difícil porque está preso del mercado", a lo que ha añadido que es "demasiado liviano, se está dedicando exclusivamente a los aspectos más frívolos de la sociedad, está invadido de temas reiterativos, no tiene ideas" y "sólo tiene un público", los menores de 30 años.
Frente a eso, ha resaltado que el teatro, tras superar una crisis "gordísima", llena salas con "los grandes temas" que responden a las inquietudes de los espectadores.
Al respecto ha manifestado que para aceptar un papel necesita poder defenderlo "con uñas y dientes", necesita que lo que cuenta "tenga un compromiso o social o político y siempre humano", algo que, según ha dicho, ha encontrado en su última película, aún sin estrenar, "La casa de mi padre".
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