Este artículo se publicó hace 16 años.
La CE propone dar un giro radical a su asociación con el sur del Mediterráneo
La Comisión Europea (CE) propuso hoy dar un giro radical a su asociación con los países del sur del Mediterráneo a través de la creación de una estructura política y la movilización de capitales privados para la ejecución de proyectos conjuntos de infraestructuras.
La iniciativa busca "reforzar" y "dar un impulso político" al Proceso de Barcelona, lanzado en 1995 para institucionalizar la cooperación de la Unión Europea (UE) con la orilla sur del Mediterráneo, señaló la comisaria europea de Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, en una conferencia de prensa.
La CE propuso crear un secretariado permanente y una presidencia conjunta entre un país de la UE y uno del sur mediterráneo, así como celebrar una cumbre de líderes cada dos años.
Estas ideas son parte del proyecto para dar contenido a la iniciativa "Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo", cuyo principio fue aprobado en la cumbre comunitaria de marzo pasado.
Ahora, la propuesta debe ser aprobada por los jefes de Estado y Gobierno comunitarios en la cumbre del 19 y 20 de junio antes del lanzamiento formal en la cumbre extraordinaria que reunirá en París el 13 de julio a los líderes de la UE y de los países de las orillas este y sur del citado mar.
La comisaria recalcó que un mayor desarrollo de la orilla sur y este del Mediterráneo puede ayudar a reducir la inmigración y el terrorismo hacia Europa, así como a aumentar el comercio y el turismo entre ambos lados, lo que supone "enormes ventajas" para la UE.
La iniciativa que la Unión avaló en marzo era una versión rebajada de la propuesta inicial del presidente francés, Nicolás Sarkozy, y Ferrero-Waldner negó que las propuestas que presentó hoy -que ahondan en ese enfoque- fueran un ataque contra Francia.
"Es la única posibilidad", según la comisaria, de fusionar el actual Proceso de Barcelona con la Unión Mediterránea que propuso inicialmente Sarkozy, quien al principio sugería cerrar el proyecto a los países del centro y norte de la UE.
En el documento de su propuesta, la CE señala que este proceso debe ser "multilateral" y debe tener un enfoque claro en la realización de proyectos concretos para ser "más visible y relevante".
Estos proyectos necesitarían la movilización de capitales privados para su cofinanciación, así como la participación de instituciones financieras internacionales, bancos regionales y de los países de la UE y del Mediterráneo.
La Comisión propone crear una co-presidencia, que ejercerían un país socio y el país que en ese momento tenga la presidencia de turno de la Unión, aunque tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa lo harían, por parte comunitaria, el futuro presidente estable de la UE, el presidente de la CE y el Alto Representante para Política Exterior.
El secretariado sería el órgano más importante, y tendría como misión presentar iniciativas conjuntas para su aprobación por los órganos políticos, y luego seguir su ejecución, y la principal cuestión abierta es cuál será su sede.
Ferrero-Waldner recordó que Túnez era una posibilidad que se ha planteado en el futuro, aunque también se ha sugerido Rabat.
Preguntada por la posibilidad de Barcelona, la comisaria europea de Exteriores indicó que esa ciudad ya alberga el Instituto Europeo del Mediterráneo, pero eludió pronunciarse y señaló que la decisión se tomará el 13 de julio en París.
Las cumbres cada dos años se celebrarían de forma alternativa en la UE y en uno de los países socios del sur del Mediterráneo, mientras que habría un comité permanente con sede en Bruselas.
Actualmente, la Unión coopera dentro del "Proceso de Barcelona" con 13 países: Mauritania, Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Jordania, Israel, El Líbano, Siria, Turquía, Albania y los territorios palestinos, y la CE propone extenderlo también a los demás países ribereños del Mediterráneo: Mónaco, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro.
El documento, de diez páginas, parte del "Proceso de Barcelona" y señala los "logros" obtenidos en sus más de doce años de funcionamiento.
Sin embargo, apunta que ha habido "carencias", que se achacan a la lentitud del proceso de reformas políticas y económicas en los socios mediterráneos de la UE, así como a la persistencia del conflicto de Oriente Medio.
Esta asociación "necesita ahora un cambio cualitativo y cuantitativo para espolear la inversión y la creación de empleo", señala la Comisión, que insiste en que también se mantendrá la cooperación bilateral con cada país.
En cuanto a los proyectos, la comisaria insistió en que "estarán en el centro de la iniciativa", y explicó que el objetivo es que contribuyan "a la cohesión y a la orientación regional".
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