Este artículo se publicó hace 18 años.
El chileno Bize recurre al silencio para reflejar el dolor de la separación
El dolor de una pareja que ha decidido separarse queda reflejado a través de los silencios en "Lo bueno de llorar", la última película del director chileno Matías Bize, que se estrenó hoy fuera de concurso en la sección oficial de la 52 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).
La cámara acompaña a los dos protagonistas, los actores Vicenta N'Dongo y Àlex Brendemühl, durante su recorrido por las calles de Barcelona (España) en una noche en la que los secretos escondidos van apareciendo poco a poco.
La cinta es el tercer largometraje de Bize (Santiago de Chile, 1979), quien en 2005 se convirtió en el director más joven en lograr la Espiga de Oro del Festival de Valladolid con la película "En la cama", donde retrataba el comienzo de una historia de amor a través del encuentro de dos jóvenes que se enamoran en el transcurso de una noche.
En su nuevo filme, el director chileno, quien también ha escrito el guión en colaboración con Matías Cornejo, mantiene elementos característicos de su cine, como la intimidad de las historias, la intensidad de los sentimientos y la búsqueda de un estilo personal a la hora de rodar.
"Quise evitar la visión de un turista fascinado con Barcelona", explicó Bize en la rueda de prensa posterior a la proyección, en la que añadió que la ciudad se convierte en el "tercer protagonista" que acompaña a la pareja.
El realizador chileno, graduado en la Escuela de Cine de su país, considera que el espectador es "mucho más inteligente" de lo que se suele pensar y por eso decidió no recargar las escenas con frases accesorias.
"Cuando los ojos de los actores hablan demasiado, meter un diálogo sería una sobre-explicación", dijo Bize, quien recibió la invitación de dos productoras catalanas para rodar en Barcelona "lo que quisiese".
Las luces de las calles de la ciudad y de un trayecto de metro, el ambiente de un local de fiesta y la atmósfera de la orilla del mar al amanecer son algunos de los escenarios en los que los protagonistas se miran sin encontrar nada más que decirse.
Para el actor Àlex Brendemühl, protagonista entre otros filmes de "Las horas del día" (Jaime Rosales, 2003) e "Inconscientes" (Joaquim Oristrell, 2004), ésta es la película "más guerrillera" en la que ha trabajado porque contaban con un equipo reducido, once noches de rodaje y poco más de treinta páginas de guión que los actores pudieron completar con sus aportaciones.
"Es un lujo trabajar con un director que se arriesga", afirmó Brendemühl, quien aseguró sentirse "muy cómodo" trabajando con los silencios porque hay que rellenarlos de pensamientos y ese es un trabajo "más interesante" que centrarse en diálogos "superfluos".
Los miedos, las dudas, los fracasos y los anhelos personales y compartidos rodean a los protagonistas en su recorrido desde lo más alto de la ciudad hasta el mar, en una noche en la que tampoco faltan el sentido del humor ni las muestras de complicidad y cariño.
El director chileno contó para el rodaje con su director de fotografía habitual, Gabriel Díaz, y con la colaboración de los músicos Diego Fontecilla y Rodrigo Jarque para la banda sonora.
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